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Reportaje:

La última carcajada de Verdi

'Falstaff', el testamento musical del compositor italiano, regresa hoy al Liceo tras 27 años de ausencia

Después de una larga temporada presentando óperas del siglo XX inéditas en el teatro, el Liceo de Barcelona ha intensificado ahora la programación de títulos ausentes durante tiempo de la cartelera. Así, se ha podido volver a ver después de 17 años la popular Carmen, de Bizet, que a finales del pasado septiembre inauguró el curso, y le siguió Lulú, de Alban Berg, que llevaba 23 años sin representarse. Esta noche le toca el turno a Falstaff, de Verdi, cuya última representación en el coliseo de La Rambla se remonta a noviembre de 1983. Y si para Carmen y Lulú se optó por lecturas escénicas que podían ser objeto de polémica, en el caso de Falstaff, la propuesta escénica es un montaje clásico, sin dobles lecturas, con decorado y vestuario isabelino, del director de escena de Peter Stein (Berlín, 1937), una leyenda viva del teatro alemán que debuta en el Liceo con esta producción estrenada en 1988 en la Ópera Nacional de Gales. La dirección musical correrá a cargo del italiano Fabio Luisi, quien empuñará la batuta frente a un reparto encabezado por los barítonos Ambrogio Maestri y Joan Pons, alternándose en el personaje protagonista en las 10 funciones previstas hasta el próximo 29 de diciembre; los tenores Joel Prieto, Raúl Giménez y Francisco Vas; los barítonos Ludovic Tézier y Carlos Chausson; las sopranos Fiorenza Cedolins y Mariola Cantarero, y las mezzosopranos Elisabetta Fiorillo y Maite Beaumont.

La propuesta escénica es un montaje clásico, sin dobles lecturas
El músico retocó la partitura hasta la misma noche del estreno
La obra es una farsa en la que todo es engaño, burla, parodia

Las obras de Shakespeare eran, junto con las de Dante, Manzoni y la Biblia, las lecturas de cabecera de Verdi. Puso música a dos de los dramas del poeta de Stratford-upon-Avon, Macbeth, que se estrenó en 1847, y Otello, que se presentó en 1887. Luego, ya fatigado a sus 74 años, abandonó su obsesión de convertir El rey Lear en ópera y se retiró a su tranquila residencia de Santa Agata, en el valle del Po, adonde en 1889 su amigo y último libretista Arrigo Boito le llevó el boceto de una comedia basada en Las alegres comadres de Windsor. Tenía el compositor clavada la espina de que su única comedia, Un giorno di regno (1840), había sido un completo fracaso, y la propuesta le entusiasmó.

Poco le importó que el alemán Otto Nicolai hubiera compuesto ya, en 1849, una ópera inspirada en la comedia de Shakespeare de mucho éxito en la época. Empezó inmediatamente a hacer sugerencias para su Falstaff, ese viejo engreído, fanfarrón, borracho y lascivo noble cortesano que el poeta y dramaturgo inglés presenta en su drama histórico en dos partes Enrique IV como compañero de batallas y aventuras del príncipe Hal, futuro Enrique V de Inglaterra, quien rompe su relación con él tras ser coronado.

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Le bastaron cinco semanas para escribir la monumental y compleja fuga cómica con la que finaliza la ópera y, si bien no se puede negar que Verdi tuvo dificultades durante la composición e hizo retoques en la partitura hasta la misma noche del estreno, e incluso después, no cabe duda de que disfrutó escribiendo Falstaff. Componía "por propio placer", cuenta en una de sus cartas, como "pasatiempo".

Falstaff se estrenó el 9 de febrero de 1893 en la Scala de Milán, casi seis años después de la presentación de Otello. Fue un éxito inmediato y la obra se estrenó rápidamente en los principales teatros europeos de la época. A España llegó al año siguiente, al Teatro Real de Madrid, y en el Liceo se estrenó el 16 de abril de 1896. Pero pese a ser una obra maestra, la última ópera de Verdi no goza de la misma popularidad que otros títulos del compositor.

No es por falta de inspiración, Falstaff, sin embargo, es muy diferente de todo lo que había escrito el compositor. Aquí la orquesta no acompaña, sino que es personaje más de una ópera coral, de escenas cortas, en las que las inspiradas arias de Verdi se transforman ahora en un continuo recitativo melódico que le aproxima, salvando la distancia de estilos, a la melodía continua que desarrolló Wagner.

Pero en esta última ópera de Verdi es una farsa en la que todo es engaño, burla, parodia, "una reflexión agridulce de la condición humana", resume el director de orquesta Fabio Luisi. Esta reflexión muchos la han visto en el inicio de la fuga final en la que el coro entona: "Tutto nel mondo è burla" (Todo en el mundo es burla), aunque quizá sea más precisa la última frase para resumir el parecer de Verdi: "Ride ben chi ride la risata final" (Quien ríe el último, ríe mejor).

El barítono Ambrogio Maestri, caracterizado como Sir John Falstaff, durante el ensayo general.
El barítono Ambrogio Maestri, caracterizado como Sir John Falstaff, durante el ensayo general.TEJEDERAS

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