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Un vacío legal da alas al 'telebotellón'

La venta de licores a domicilio preocupa a la Generalitat, que alerta de servicios "clandestinos" en los que es imposible controlar la venta a menores

Jesús García Bueno

"Si llegas a casa tarde y cansado... Si llegas acompañado... Si hiciste el último esfuerzo y ya no quieres moverte del sofá... Llama a Telekopas". Es la fórmula publicitaria de una empresa que se anuncia en Internet y se dedica a la venta de bebidas alcohólicas, refrescos y hielo a domicilio. El telebotellón no es un fenómeno nuevo, pero se asienta en Barcelona gracias a un vacío legal y la falta de reflejos de las Administraciones para enfrentarse a las empresas (algunas piratas) que promueven este singular negocio.

"La mayoría de nuestros clientes son universitarios que montan fiestas en pisos. Pero hay gente de todas las edades. También médicos que nos llaman después de la guardia y vigilantes de seguridad", detalla Krasimira, gerente de Telebotella, una de las pocas que funciona desde hace años sin interrupción.

Los servicios de noche se disparan porque las tiendas dejan de vender alcohol a las 11

La comodidad de recibir licores en zapatillas se paga. "Las bebidas son un 30 y 40% más caras que en un súper", admite la mujer. A eso hay que sumar el recargo por el transporte, que oscila entre 3 y 10 euros en función del recorrido. Hay media docena de servicios en el área de Barcelona, que se anuncian en Internet o con flyers que dejan en los limpiaparabrisas de los coches.

Sus nombres son elocuentes: Bar en casa, Bocata cubata o los ya citados. Algunos llevan los pedidos a lugares públicos, un hábito más frecuente en zonas tradicionales de botellón como Madrid o Andalucía.

El asunto preocupa al Departamento de Salud, que ha elaborado un informe jurídico. "El problema es que algunas de estas actividades se realizan de forma clandestina y se anuncian por medio de Internet o tarjetas publicitarias, sin dejar ninguna referencia de la actividad o el domicilio social", sino solamente "un teléfono de contacto". Esa opacidad dificulta hasta el extremo las inspecciones. "Al hacerse la compraventa en el domicilio del consumidor, y no en un establecimiento comercial abierto al público, es difícil comprobar, si no es por denuncia de un vecino, que se cumple la normativa y que las bebidas alcohólicas no acaban en manos de menores".

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En su publicidad, las empresas subrayan que cumplen la ley y no venden a críos. "Cuando llaman, notamos por la voz si la persona es jovencita. Y pedimos el carné", subraya Krasimira. Pero, a veces, hay errores. "En una ocasión, el repartidor olvidó pedir el DNI y el padre de una menor se nos quejó porque la bebida había llegado a ella". "Hacemos lo que podemos", dice la gerente, que precisa que eso mismo ha ocurrido siempre en tiendas tradicionales.

Las incógnitas sobre la legalidad de estos negocios son grandes. Los repartidores de alcohol se ajustan al patrón de consumo de los jóvenes y ofrecen sus servicios, sobre todo, en fin de semana. Y de noche. En ocasiones, la entrega a domicilio se prolonga hasta las seis de la mañana. Mucho más allá, en todo caso, de las once de la noche, la hora límite para que las tiendas vendan alcohol. Pero cuando se aprobó la ley, en 1985, nadie imaginó que existiría algo llamado telebotellón. De modo que se genera "un vacío legal que las empresas aprovechan", indica el doctor Joan Colom, subdirector general de drogodependencias de Salud.

Si Colom no ve claro que estos negocios puedan vender hasta las tantas -"quizá sería sancionable", dice- Krasimira lo tiene clarísimo: "Esto no es un local, sino una venta a distancia, y la ley no nos afecta".La existencia de packs y promociones que realizan las empresas de telebotellón también podrían vulnerar la ley, según el informe de Salud. Las empresas no pueden "hacer publicidad referente a la promoción de bebidas con ofertas como el 2x1, el 3x1 y similares". Algunas de ellas ofrecen, por ejemplo, llevar cinco botellas por el precio de cuatro. La línea -entre oferta comercial y promoción, entre lo lícito y lo sancionable- es, de nuevo, muy delgada, admite Colom. "El veto al 2x1 se hizo para evitar que las discotecas usaran el alcohol como reclamo, pero en este caso es interpretable".

La pregunta es, ¿a quién sancionar? La clandestinidad en la que se mueven algunas de estas iniciativas "impide que haya actividad inspectora", según Colom. Krasimira se queja de que algunas supuestas empresas son, en realidad, familias o grupos de amigos que facilitan un teléfono móvil, almacenan las bebidas en casa y las reparten sin garantía. "Revientan precios y nos hacen daño", resalta la responsable de Telebotella, con licencia municipal para "entrega a domicilio de comidas y bebidas".

La inclusión de otros servicios en el telebotellón (tabaco, preservativos, parafarmacia, bocadillos y hasta juegos de póquer) también preocupa, aunque Salud pone el fenómeno en su lugar y asegura que no supone una grave amenaza para la salud pública. La Agencia Catalana de Consumo no ha recibido, por ahora, ninguna denuncia de usuarios sobre este tema, indicó un portavoz.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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