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El valor diferencial de Barcelona

"En Barcelona están ocurriendo cosas". Así se expresaba Joan Massaguer, uno de nuestros investigadores más reconocidos, en el suplemento que EL PAÍS publicó con motivo de los 25 años de su edición catalana.

Massaguer describía una evidencia: en Barcelona se concretan muchos y muy significativos proyectos, vitales para el dinamismo de la ciudad. Y se desarrollan en terrenos que, bien abonados, garantizan opciones de futuro.

En un momento en que se apunta una etapa de menor crecimiento económico, quisiera hacer una doble apelación. Por un lado, no dejarse llevar por un exceso de pesimismo: sería una actitud poco fundamentada, y el catastrofismo es mal aliado de la economía. Por otro lado, saber jugar nuestras cartas: no hay nada peor que la pasividad, y si hemos crecido y vamos a seguir haciéndolo, razón de más para poner en valor nuestras potencialidades.

Cohesión y creatividad son las apuestas de Barcelona. Ésta es la vía barcelonesa de entender y hacer la ciudad

A los datos me remito. Barcelona ha cerrado el año 2007 con un descenso del 3,8% en paro registrado, que contrasta con los aumentos del 6% en Madrid o Valencia. Dicho comportamiento se explica en buena medida por la diversificación sectorial de la economía barcelonesa y su menor exposición a las oscilaciones de la construcción. No en vano el sector servicios acoge el 83% de la población ocupada de Barcelona, por el 11% de la industria y el 6% de la construcción. Y los servicios de más valor añadido (informática, finanzas, seguros, telecomunicaciones, I+D, educación, sanidad y servicios a empresas) suponen el 44% de la ocupación de la ciudad.

La tasa de ocupación de Barcelona se sitúa en el 72%, cinco puntos por encima de la media española y ocho más que la de la Unión Europea. Otros indicadores: crecimiento del puerto (13% en contenedores y 12% en pasajeros), del aeropuerto (10% en pasajeros... y sin disponer de la ya cercana ampliación) y de la Fira (20% en sus resultados).

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Y a los hechos también me remito. Ampliación del Parque Científico al norte de la Diagonal, mientras al sur se perfila el Campus de Llevant y funciona a pleno rendimiento el Parc de Recerca Biomèdica. Más de mil empresas y 33.000 puestos de trabajo creados en Poblenou 22@, donde las naves industriales dejan paso a las tecnologías de la información, la biotecnología, el sector audiovisual y el proyecto ITER. Centro cultural en el antiguo recinto de Fabra i Coats, primera de las 10 "fábricas de creación" previstas y ejemplo de transición hacia las actividades ricas en talento. Las iniciativas de regeneración industrial, tecnología e investigación del Consorcio de la Zona Franca, que dentro de pocos días se expondrán en Madrid.

No estoy hablando de deseos pendientes; se trata de realidades constatadas en los últimos 15 días. Quince días en los que también se ha alcanzado un acuerdo histórico: entre 2008 y 2011, la Generalitat y el Ayuntamiento invertirán 411 millones de euros en reforma y creación de escuelas. Dicho de otro modo, siete veces la inversión fijada entre 1999 y 2003, 15 centros nuevos y mejoras en el 85% de los edificios educativos de la ciudad. Sin duda, la mejor inversión posible, la que garantiza condiciones para formar capital humano.

Educación, es decir, cohesión: bienestar, igualdad de oportunidades. En momentos de creciente heterogeneidad social y profundos cambios demográficos y sociológicos, se acentúa la necesidad de políticas activas que favorezcan la cohesión. Y en ello estamos, con la educación, y con la vivienda, y los servicios sociales, y la atención a las dependencias, y los equipamientos, y un espacio público de calidad; todos ellos, factores esenciales.

Investigación, trabajo cualificado, cultura, es decir, creatividad: conocimiento, innovación, modernidad. Ahí reside la gran baza de Barcelona, la que define su marca y le da prestigio y capacidad para competir en un entorno que exige habilidad y fortaleza para sobresalir.

Ésta es la agenda de Barcelona, ése es su hecho diferencial: cohesión y creatividad. Éstas son las apuestas y las propuestas de Barcelona. Ésta es, si se permite el término, la vía barcelonesa de entender y hacer la ciudad.

Las graves crisis vividas el año pasado en algunos servicios básicos han tenido consecuencias materiales y morales. Pero al mismo tiempo han permitido visualizar la solidez de Barcelona y su determinación a salir adelante.

Hemos sabido gestionar las contingencias, gracias a la eficacia de los dispositivos organizados y al comportamiento de los ciudadanos. Pero la gran lección ha consistido en que, de una vez por todas, todo el mundo ha tomado conciencia de lo que jamás debía haber sido puesto en duda: Barcelona requiere infraestructuras bien dotadas y bien gestionadas, y si no dispone de ellas, Cataluña y España se resienten tanto como la ciudad y su área metropolitana.

Debemos asegurar la gran transformación de Barcelona en infraestructuras y servicios. Éste es un elemento imprescindible para, después de años de retrasos, marcar el camino hacia una Barcelona fuerte y ambiciosa, que es la que a todos conviene, y dejar a un lado la Barcelona débil y temerosa que algunos parecen preferir. Una Barcelona que consolide su posicionamiento, sus expectativas y su cohesión social y territorial.

El año 2008 marcará un punto de inflexión en este sentido. Empezamos a ver señales de franca mejora, pero queda mucho por hacer. El tiempo y los retos apremian. La nueva etapa de Barcelona ha empezado, no dejemos que se pare.

Ésa es la exigencia. Una exigencia planteada con ánimo constructivo y que, estamos convencidos, será atendida con la complicidad de la sociedad civil, el apoyo de un Gobierno de Cataluña que comparte las ambiciones de su capital, y la implicación de un Gobierno estatal decidido a desarrollar una España plural, policéntrica, que valora y participa de las aspiraciones de Barcelona.

Una ciudad cohesionada, creativa, capital, que confía en sus posibilidades y que genera y ofrece confianza: éste es el proyecto de Barcelona.

Jordi Hereu es alcalde de Barcelona.

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