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La velocidad en los accesos sur de Barcelona podrá bajar hasta 40 por hora

La medida se implantará el 15 de enero, pero hay dos meses de moratoria

El límite de 80 kilómetros por hora vigente en las carreteras y autopistas que rodean Barcelona dejará de ser fijo en los accesos sur de la ciudad a partir del 15 de enero: variará entre una horquilla que irá de los 40 a los 80 kilómetros por hora, una experiencia pionera en España cuya implantación ha costado 2,6 millones de euros. La autovía de Castelldefels (C-31) y la autopista del Garraf (C-32) serán las primeras en regularse mediante un sistema de velocidad variable, es decir, reducirán o aumentarán de 10 en 10 kilómetros el límite de velocidad fijado. La cifra la decidirá minuto a minuto el Servicio Catalán de Tráfico (SCT) en función de la congestión de la vía, las condiciones atmosféricas y cualquier otra posible incidencia en el tráfico.

El tramo final de la C-32 recupera el límite de 100 por hora, como en 2006

El consejero de Interior, Joan Saura (ICV), defendió ayer que la medida acortará los trayectos en unos cinco minutos (entre el 15% y el 20%) respecto al mismo itinerario realizado con un límite de velocidad estático. Los conductores tendrán dos meses para adaptarse antes de ser multados por incumplir los límites variables, lo que ocurrirá a partir del 15 de marzo.

Esta restricción forma parte del plan de mejora de la calidad del aire implantado en 2007 y que limitó la velocidad en las carreteras que rodean Barcelona a 80 kilómetros por hora. El segundo paso del plan preveía implantar la velocidad variable a toda el área metropolitana en 2009, lo que se hará de forma gradual y con cierto retraso: la entrada a la ciudad por la avenida Diagonal (AP-2 / B-23) no se regulará hasta después del verano; en 2010 se hará lo mismo con los accesos norte y en 2011 empezará a implantarse en la AP-7 y el resto de municipios. Esta demora causará desequilibrios: quien quiera circular sin límites inferiores a 80 por hora podrá evitar los accesos sur a Barcelona y optar por la Diagonal. El SCT señaló que la velocidad de ambos itinerarios quedará equiparada por la incidencia de las congestiones, sin importar que una vía mantenga un límite superior a la otra.

El plan ha sufrido otras variaciones: el tramo de la C-32 que discurre entre el canal olímpico y los túneles del Garraf, de unos cinco kilómetros, dejará de pertenecer a la llamada zona 80. El límite de velocidad de este ramal se incrementará hasta los 100 kilómetros por hora, el mismo que antes de aplicar el plan, pero también será regulable hasta los 40.

Saura calmó el posible recelo de los conductores subrayando que la eficacia de la medida queda fuera de toda duda. La experiencia de países como Alemania avala que regular atascos mediante la velocidad variable reduce el tiempo de los trayectos hasta el 30%. La innovación catalana es vincular la medida a un plan para reducir la contaminación, razón inédita en el continente. "Si hay menos congestión habrá menos contaminación", apuntó Saura, obligado a defender una de las pocas medallas ecologistas que ICV-EUiA puede exhibir ante sus votantes desde que accedió a la Generalitat. Aun así, el consejero de Medio Ambiente y valedor del plan, Francesc Baltasar (ICV), no acudió ayer a defender su proyecto de reducción de velocidad. Éste preveía una mejora de la calidad del aire de entre el 7% y el 17%, porcentaje superior al 4% real registrado. El dato sirvió a CiU para considerar "inaceptable" la ampliación de una medida que "aún no ha probado su eficacia".

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