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"No vimos las llamas y tampoco el humo"

Declaración de Josep Pallàs, bombero superviviente del incendio de Horta de Sant Joan, ante los Mossos

"Mientras esperábamos el incendio estábamos tranquilos, no imaginábamos que tuviera tanta intensidad". El testimonio de Josep Pallàs, único superviviente del grupo de seis bomberos del GRAF atrapados por las llamas en el barranco dels Covars, en Horta de Sant Joan (Terra Alta), revela errores de previsión derivados de la descoordinación que acompañó a la tragedia. "Si hubiéramos tenido una visión general o más información, habríamos actuado de otra forma. No oí ninguna orden de que nos fuéramos o nos quedáramos", recoge la declaración de Pallàs ante los Mossos realizada en noviembre, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

"Oí a un compañero gritar que se quemaba. Noté por los pies que la manta [ignífuga] empezaba a arder", añade en su relato del siniestro. Pallàs sufrió graves quemaduras en el 70% del cuerpo. La declaración concluye sin acusaciones concretas: "Debimos haber salido del lugar o ampliar la zona de seguridad". No llegó ninguna orden y no dispusieron de tiempo suficiente para adecuar la zona.

"Oí a uno de mis compañeros gritar que se quemaba"
"Vi que el incendio trepaba por el flanco derecho, me levanté y empecé a correr"
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La declaración de Pallàs evidencia que su brigada estuvo desinformada sobre el alcance del incendio y que no adoptó suficientes medidas para hacerle frente. No detalla si el mando ignoró las cinco llamadas de auxilio que realizaron los bomberos. La única mención se deriva de una pregunta de la policía: "¿El sistema de comunicación [con el centro de mando] le pareció colapsado?". "No", responde Pallàs.

El bombero afrontó la tragedia empuñando la sierra mecánica con que su brigada pretendía abrir un claro que les protegiera de las llamas. "Mientras hacíamos la zona segura, sentíamos cómo el fuego iba subiendo. No vimos las llamas y tampoco el humo", asegura. Era la primera vez que se enfrentaban a una situación similar y consideraron que el plan era adecuado pese a que el terreno "contenía una acumulación de árboles importante". "Nunca habíamos puesto en práctica la realización de una zona segura, pero teníamos la formación adecuada", señala. Luego admite el error. "Viendo la intensidad del fuego, la zona debería haber sido bastante más grande", lamenta.

Nadie lo imaginaba cuando las llamas les cercaron. "Estuvimos realizando fotos hasta el último momento. El cabo se metió bajo la manta y el resto nos quedamos a su lado", narra Pallàs a los Mossos. La alarma llegó del grito de un compañero acosado por el fuego. "Instintivamente me quité la manta y giré la cabeza. Vi que el incendio trepaba por el flanco derecho, me levanté y empecé a correr en dirección contraria", detalla sobre su huida, de unos 150 metros, que acabó salvándole la vida. "Tropecé varias veces hasta alcanzar un terreno ya quemado. Me senté en el suelo", explica. La emisora de radio que cargaba había quedado calcinada, pero el teléfono móvil funcionaba. "Estoy solo y quemado. ¡Hijos de puta, venid a buscarnos!", gritó al centro de control. Allí aguardó hasta que otra brigada acudió en su auxilio. "Me mojaron los labios y me taparon del sol porque me quemaba", precisa Pallàs. Cuatro de sus compañeros ya estaban abrasados. El quinto falleció tres días después.

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