_
_
_
_
_

Las voracidad de las búfalas amenaza los Aiguamolls

El parque del Empordà limitará la pastura del ganado de una granja dedicada a la producción de 'mozzarella'

"Esta es la primera que nació aquí, en la granja", señala orgulloso Ioan, que cuando emigró desde Rumanía no podía imaginar que acabaría cuidando búfalas en un rincón del parque natural de los Aiguamolls de l'Empordà (Alt Empordà). La idea fue de sus jefes, la familia Mont, que han decidido cambiar las vacas de siempre por estos animales de color negro y cuernos, que pueden pesar hasta 800 kilos. Los Mont se han lanzado a un negocio inédito en estas tierras: utilizar la leche de búfala para producir mozzarella.

Pero la voracidad de las bestias ha llevado a los ecologistas de Salvem l'Empordà a dar la voz de alarma. Denuncian que los animales pastan sin control en espacios calificados de Reserva Natural Integral y, por tanto, sometidos a la máxima protección legal. El director del parque, Sergi Romero, admite que el impacto de las búfalas ha sido notable sobre la zona y que no sería sostenible dejar que siguieran pastando sin control en el futuro. Sin embargo, quiere quitar hierro al asunto y afirma que adoptando medidas de control, puede compatibilizarse la presencia de los animales y el mantenimiento del parque.

El parque admite que la voracidad de los animales le ha cogido por sorpresa

"La primera vez que las vimos, en un viaje por Italia, no sabíamos qué animales eran", explica Lluís Mont, hijo del dueño de la explotación. Se interesaron por el negocio y vieron la oportunidad de implantarlo en Cataluña, donde la mozzarella es muy apreciada. En marzo de 2010, compraron 40 ejemplares en Bulgaria. Son búfalas de agua, originarias del sudeste asiático e introducidas luego en otros países. Unos meses después ya contaban con varios cientos. En Italia compraron más búfalas y contrataron a un grupo de trabajadores de origen indio familiarizados con el animal.Ellos son los encargados de ordeñarlas dos veces al día, una tarea nada fácil. "Tienen cuatro tetas y cuatro patas, pero no son como las vacas", relata Mont. "Son muy duras de ordeñar, hay que darles masajes en las ubres", continúa.

La granja está situada en Palau-saverdera, en pleno parque de los Aiguamolls, una extensión de 4.700 hectáreas de planicie litoral. Los trabajadores duermen en una casa sin pintar, varios prefabricados y una vieja caravana. Cerca de la granja comienza la Reserva Natural Integral de los Estanys, sometida a la máxima protección.

Los Mont tienen ahora unas 1.200 búfalas que no comen solo hierba, sino también cañas y todo tipo de vegetación. Pero no todas salen a pastar. "Solo las que están preñadas", explica Ioan. El embarazo de las búfalas dura 11 meses.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los ecologistas denuncian que los animales pastan sin control en los dominios del parque y la reserva integral, un lugar donde en primavera nidifican todo tipo de pájaros, ya que la zona es un hábitat privilegiado por su humedad y geografía. "En la reserva integral no puede ni entrar una persona a pie pero entran las búfalas", se queja Barbara Schmitt, de Salvem l'Empordà. "Donde pastan las búfalas, no queda nada", denuncia. El Plan Especial de Protección del Parque se aprobó el año pasado para regular los usos permitidos en cada zona. Permite las actividades agrarias y ganaderas "compatibles con la preservación del espacio", una fórmula laxa que facilita negociar con los implicados cada caso.

Romero admite que ha habido un "pasturaje excesivo" en la reserva, que achaca a que la situación le ha cogido por sorpresa. "Nunca antes habíamos tenido búfalas", explica. Romero tiene claro que las búfalas son compatibles con la preservación del espacio, incluso beneficiosas, y que a nadie le interesa perjudicar el entorno. "Solo deberían pastar en verano, cuando la temporada de cría de las aves se ha acabado, la vegetación está al máximo y hay menos agua", declara.

Los Mont ya comercializan la mozzarella que producen con los 2.000 litros de leche que obtienen cada día de las búfalas y están planeando exportar. También hacen otras tres variedades de queso, incluida uno que es azul. Ioan ha aprendido a dirigirlas como si fuesen vacas. El único problema, cuenta, es que si una se despista todo el rebaño va detrás. "Donde va una, van todas", dice resignado.

Búfalas en el parque natural de los Aiguamolls de l'Empordà.
Búfalas en el parque natural de los Aiguamolls de l'Empordà.PERE DURAN

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_