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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Antigualla musical

Échenle la culpa a los productos de la Disney, a High School Musical, a Hannah Montana, a los Jonas Brothers y a todos esos éxitos de masas adolescentes que ponen el listón comercial a niveles ínfimos. Échenle la culpa a los tiempos que corren, abrasados por la corrección política y por la nula capacidad de riesgo, sobre todo si ya se tiene una imagen de marca que no hace falta vender, como es el caso. Échenle la culpa a los programas de realidad amparados en la música, esos que fagocitan canciones y exprimen esperanzas de triunfo con la efectividad de una fábrica de churros. Échenle la culpa a quien quieran, pero hacer un remake de una famosa película, que posteriormente inspiró una no menos célebre serie de televisión, además de un musical, para que transcurridos 30 años desde el original y confrontando ambos productos el nuevo parezca una antigualla artística e ideológica respecto a aquél no parece de recibo. Y, sin embargo, Fama -versión 2009- no alcanza ni la categoría de sucedáneo de la película dirigida por Alan Parker en 1980.

FAMA

Dirección: Kevin Tancharoen.

Intérpretes: Kay Panabaker, Naturi Naughton, Kherington Payne, Walter Pérez.

Género: musical. EE UU, 2009.

Duración: 118 minutos.

A Kevin Tancharoen, debutante en el largometraje tras haber filmado las giras de conciertos de Britney Spears, sólo se le ha ocurrido copiar la fotografía de grano duro y tono grisáceo del modelo, además del número inicial, aquel que los alumnos de la Escuela de Música e Interpretación de Nueva York improvisaban en el comedor, cada uno con su particular especialidad.

El resto es una desgracia. La languidez de las canciones, la pobreza artística de las piezas creadas por el personaje que pretende dedicarse al cine, la visión del sexo y de las drogas recién sacada de un convento religioso, el dibujo de los aprovechadores mercantilistas, retratados como simples timadores de colegio, el hecho de que a la mejor bailarina del grupo apenas la mantengan en plano durante instantes fugaces para enmascarar su nulidad interpretativa... Busquen la original, que tampoco era ninguna obra maestra, pero sí una concienciada muestra de las ansias de conquista, y disfruten con lo moderna que parecía la sociedad en los primeros ochenta.

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