Arroba escarlata
Hace una década se pusieron de moda las adaptaciones de clásicos de la literatura ambientados en los institutos americanos. Las hubo curiosas (Crueles intenciones, de Las amistades peligrosas; Diez razones para odiarte, de La fierecilla domada), aunque la mayoría eran un espanto. Rumores y mentiras, inspirada en La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne, recupera la práctica no solo con sorna, estilo visual e infinita gracia, sino también como una estupenda radiografía del puritanismo que invade ciertos sectores de los actuales Estados Unidos, demostrando que la estricta Nueva Inglaterra del siglo XVII, la estigmatización de la mujer como consecuencia de su comportamiento presuntamente malsano, la hipocresía de la sociedad, el hacha de la justicia divina y el castigo de por vida basado en habladurías (esta vez a través de las redes sociales) no pueden ser temas más contemporáneos. Todo ello ejerciendo un saludable y merecido homenaje al gran cine juvenil de los ochenta.