_
_
_
_
_
ESTRENO

Audrey Tautou seduce a ocho millones de franceses en 'Amelie'

La película de Jeunet te 'hace soñar', dice la actriz.

Tiene 23 años, es menuda, ojos grandes y oscuros, nacida en Montluçon, hija de dentista y maestra, la mayor de tres hermanas y un hermano. Hasta el pasado 25 de abril era Audrey Tautou, pero desde ese momento es Amelie Poulain, no en vano ocho millones de franceses han ido a verla como protagonista de la película de Jean-Pierre Jeunet, Amelie. El fenómeno se está repitiendo en Alemania y Reino Unido, donde la película también bate marcas.

'Me fío más del guión que del realizador. Con una buena historia me siento segura'
Más información
Bonitas burbujas huecas

'Es una película con corazón, generosa, humana, que te hace soñar y de cuya proyección sales sintiéndote feliz', resume Audrey Tautou. Lo dice de corrido, como si esas virtudes fuesen habituales en el cine cuando lo cierto es que al espectador le queda la duda de si no serán las suyas, si no será ella quien las transmita al personaje y al conjunto de la obra. 'Sólo me preocupo del personaje. Todo lo que dice y hace Amelie estaba escrito en el guión, todo lo había inventado Jeunet'.

Es difícil no sentirse desarmado ante la rotunda sencillez y claridad con que responde a las preguntas. Sus deseos de cine son aún los de una adolescente: 'Me gustaría conocer a Robert de Niro. No se trata de que quiera hacer una película con él, sino de tener una foto a su lado, para poder enseñársela a mi hermana pequeña'. De su debú como joven estilista de un salón de belleza -excelente Vénus beauté, de Tonie Marshall- que se ocupa, entre otros clientes, de un hombre mayor, cojo y que le hace regalos de gran valor -inquietante Robert Hossein- sólo sabe decir que 'era un personaje estupendo, una chica que se enamora de un hombre que la quiere. Fueron los periodistas quienes me hicieron descubrir que él era mucho mayor que yo y que parecía comprarme con sus regalos'.

El éxito multitudinario de Amelie se ha traducido en miles de cartas de admiradores. 'La mejor es la de una chica que nos explicó a Jean-Pierre y a mí que había aprovechado el que su vecina anciana se había marchado de fin de semana con sus hijos para entrar a escondidas en su jardín, cortar el césped, arrancar los hierbajos y poner un poco de orden'. Porque de eso trata la película, de una chica que quiere hacer el bien a quienes viven en su entorno, que no quiere arreglar el mundo pero sí ayudar a que sean felices sus vecinos. 'Dije que sí al papel a partir del guión. Me fío más del guión que del realizador. Con una buena historia me siento segura, tengo mis referencias. Aunque la película no salga bien, aunque el rodaje no funcione, yo sé lo que tengo que hacer, el personaje que defiendo. Si el realizador es, además, un tipo genial, mejor que mejor', concluye en un arranque de sensatez y optimismo.

Los trucajes electrónicos de Jeunet no la afectaron lo más mínimo. 'Sólo estoy en un plano que requiriese trucaje digital. Es ese en el que me deshago como si fuese un chorro de lágrimas. Cuando vi el resultado del truco en proyección me pareció estupendo. Luego está ese plano en el que hago rebotar una piedra en el agua mientras pasa el metro aéreo. Jeunet me explicó que sacó el metro de una toma, mi gesto lanzando la piedra de una segunda y la piedra rebotando en el eje de la cámara de una tercera. La verdad es que yo repetí la acción varias veces, pues no era fácil que todo coincidiera'. La magia, incluso la de Amelie, necesita de la ayuda del laboratorio.

Audrey Tautou empezó estudiando 'Letras Modernas, la carrera que se estudia cuando no se sabe qué estudiar', al mismo tiempo que seguía cursos de interpretación. 'No pensaba en términos de cine, televisión o teatro, sino de interpretación. El ambiente de la escuela me atraía'. El rodar los interiores que simulan ser Montmartre en Colonia (Alemania) 'no me sorprendió lo más mínimo. Son cuestiones que no me planteo'. En cambio, sí se preocupa por la entonación de un 'sí', o por el ángulo de una mirada, o por la velocidad en que debe dar una cabezada afirmativa. Ingenua perfeccionista, Audrey Tautou recuerda con terror una frase: 'Vous, au moins, vous ne risquez pas d'être un légume... puisque même un artichaut a du coeur' ('Usted no corre peligro de ser un lechuguino... puesto que incluso una alcachofa tiene corazón'), que tuvo que repetir más de veinte veces. 'No llegaba a darle el tono adecuado a la palabra artichaut'.

Andrey Tautou, en un fotograma de <i>Amelie</i>.
Andrey Tautou, en un fotograma de Amelie.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_