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Butch Cassidy no ha muerto

Sam Shepard resucita en Bolivia al mítico atracador de bancos en un 'western' de Mateo Gil - El guionista de 'Ágora' regresa como director con 'Blackthorn'

Gregorio Belinchón

Butch Cassidy no estaba muerto. No falleció tiroteado junto a Sundance Kid en 1908. Ahora se llama James Blackthorn. La leyenda ha construido otra leyenda. Y vive aún en Bolivia, con una india, escondido.

Sam Shepard (Fort Sheridan, Illinois, 1943) no vive escondido. Aunque toda su vida ha cultivado un magnetismo y un misterio especial. Un rostro cincelado, un amor por las viejas historias solo creíbles en destartalados moteles del medio Oeste estadounidense y con personajes al borde de la quiebra moral y física, una continua muestra de talento como escritor de teatro, relatos, guiones, como intérprete en cine y como director de películas. Ha ganado el Pulitzer. Vive en un rancho en Kentucky. Escribió una canción para Bob Dylan, se enamoró de Patti Smith y ahora su pareja es Jessica Lange.

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Pero, sobre todo, Shepard destila verdad, rudeza, masculinidad y fiereza. Valor añadido para sus personajes. Sin embargo, la actuación no es lo principal en su carrera. "A mí me ha salvado escribir, porque la escritura se fue volviendo más y más interesante. Es un proceso de descubrimiento: voy haciendo un camino y nunca sé hacia dónde me lleva", aseguró en The Observer. "He sido bendecido con el descubrimiento de la escritura. Me llena". Así se hace una leyenda. Una leyenda huraña, eso sí, reacia a promociones y entrevistas.

Ahora Mateo Gil ha fusionado los dos mitos, Cassidy y Shepard, en Blackthorn. "En realidad, contactar con Sam fue bastante fácil", comenta Mateo Gil en un descanso del rodaje. Vía telefónica, a miles de metros de altura en el altiplano boliviano, el director y guionista -que este año se llevó dos goyas con el libreto de Ágora y el cortometraje Dime que yo- desgrana su relación con Shepard-Cassidy en un rodaje que acaba mañana sábado. "Shepard leyó el guión [de Miguel Barros] y aceptó rápidamente la propuesta". ¿Pidió hacer su propia reescritura? "En absoluto. Eso sí, cada día estudia el texto y propone cosas porque dice que así está más vivo. Yo lo agradezco: nunca ves al actor, sino al personaje".

El cineasta canario recalca que Blackthorn es ficción... aunque una ficción documentada. "Como es bastante seguro que Cassidy falleció en 1908, todo lo que contamos es inventado, con unos personajes de ficción que sin embargo habitan un mundo absolutamente real, el de la Bolivia de finales de los años veinte, con un Cassidy de sesenta años, dos décadas después de su posible asesinato. Por eso rodamos en estos escenarios bolivianos. El paisaje aporta, impresiona". ¿La sombra de Dos hombres y un destino, con Paul Newman como Cassidy, no es alargada? "No, porque no tenemos nada que ver".

Mateo Gil tira el mito del tipo huraño de Shepard a la basura: "Sam es muy dicharachero, de cenar en compañía y contarnos historias". En eso recuerda al auténtico ladrón de bancos. "Es cierto. Butch era un tipo frío ante el peligro, con una ideología muy clara en sus robos, que nunca mató a nadie -al menos no tiene atribuido ningún asesinato hasta el día del tiroteo que acabó con su vida- y un profesional de los atracos. En la época le definían como muy amable, divertido, generoso y justo con los suyos. Cultivó una fama de Robin Hood".

Si algo tienen los westerns crepusculares, y Blackthorn va por ahí, es una profunda moralidad. "Para mí es el género más político. En Blackthorn hablamos de la amistad que une a un tipo mayor con un joven [un ingeniero de minas y atracador español que encarna Eduardo Noriega]; en toda la trama hay una postura moral". Una moral basada en la lealtad y la justicia humana, una moral al estilo Shepard.

Sam Shepard, en un fotograma de <i>Blackthorn.</i>
Sam Shepard, en un fotograma de Blackthorn.
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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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