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Claudia Llosa difumina en 'Madeinusa' la línea entre lo real y lo mágico

La directora peruana recurre a actores no profesionales en su estreno cinematográfico

En Manayaycuna, que en quechua significa "pueblo encerrado", un lugar ficticio que Claudia Llosa (Lima, 1976) imagina en la cordillera central del Perú, cada Viernes Santo a las tres de la tarde empieza un tiempo de excesos, que acaba el Domingo de Resurrección. Durante esos días, todo esta permitido; no hay pecado, porque, según la fe católica, Jesucristo está muerto y, claro, es ajeno a las desmesuras. La trama de Madeinusa, filme con el que Claudia Llosa debuta como directora, y del que es también guionista, se sustenta en esa tradición inventada por la cineasta, que ella mezcla con rituales verídicos, desdibujando adrede la línea que separa el mundo auténtico del mágico. "Al unir costumbres falsas con otras que no lo son, la barrera entre lo real y la ficción se difumina, y el espectador se pregunta qué es realidad y qué no lo es", apunta la directora.

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La protagonista de la historia es Madeinusa -un nombre común en ciertos círculos de Perú, como lo es Usanavi, dice Claudia Llosa-, una adolescente indígena, hija de Cayo (Ubaldo Huamán), el alcalde, cuya cotidianidad, y la de todo el pueblo, se tambalea al aparecer Salvador (Carlos de Latorre), un geólogo que trabaja en una mina de la zona, justamente durante "el tiempo santo".

La cineasta, afincada en Barcelona, explica que la incursión de este personaje le sirve para explicar cómo "la dialéctica se ve truncada". "Ese tipo de sincretismo, la intervención de la figura del forastero en la vida del lugar y el conflicto que desencadena me interesaba mucho como asunto, también me apetecía hablar de la ausencia de castigo, vinculándola a la religiosidad, al retorno de lo intuitivo... En fin, creo que la película tiene muchos niveles, y mi tarea ha sido hallar el equilibrio entre ellos".

En Madeinusa, coproducción entre España y Cuba premiada en varios festivales, la mayoría de los actores no son profesionales, empezando por Magaly Solier, la protagonista, a la que Claudia Llosa descubrió en las escaleras de una iglesia vendiendo comida. A la joven, que ve a Madeinusa "tierna y a la vez valiente", le ha picado el gusanillo de la interpretación y ya se prepara como actriz y cantante en la Universidad de San Marcos.

Claudia Llosa (a la izquierda) y Magaly Solier, en Barcelona.
Claudia Llosa (a la izquierda) y Magaly Solier, en Barcelona.JORDI ROVIRALTA
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