_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Comedia contra la crisis

Javier Ocaña

Las screwball comedies, o comedias locas, nacieron en los años treinta como antídoto contra la crisis. El cine era un pasatiempo relativamente barato para una sociedad golpeada por la Gran Depresión, y las señas de identidad del género (visión anárquica de la vida, lucha de sexos, romanticismo, tramas altamente improbables...) alimentaban las ansias por el desenchufado de la realidad con unas películas maravillosas de ínfima trascendencia social. Tras su reinado, las aportaciones posteriores nunca han tenido la suficiente continuidad (ni en calidad ni en cantidad) como para hablar de un renacimiento, salvo, casualidad o no, en los años ochenta, cuando la recesión económica acaecida entre 1980 y 1982 daba de nuevo con el mazo.

NOCHE LOCA

Dirección: Shawn Levy.

Intérpretes: Steve Carell, Tina Fey, Mark Wahlberg, Taraji P. Henson, William Fitchner, Mark Ruffalo.

Género: comedia. EE UU, 2010.

Duración: 88 minutos.

Viene todo esto a cuento porque entre infinidad de comedias románticas que buscan la identificación del espectador con personajes reconocibles y situaciones apegadas a la cotidianidad, casualidad o no, ahora que de nuevo nos atiza la crisis, se han colado en apenas unos meses tres ejemplares perfectos de screwball comedy (perfectos en el sentido de las intenciones, la calidad es otra cosa): Los fantasmas de mis ex novias, Ex-posados y Noche loca. Vehículo al servicio de dos estrellas de la televisión como Steve Carell y Tina Fey, Noche loca se alimenta de esa vuelta de tuerca que coloca a una persona abonada a la rutina y el autocontrol en una situación desbocada que conlleva el traspaso de la frontera de la realidad a la inverosimilitud, de la comedia a secas a la comedia loca. Muy en la línea de tres de las obras señeras de los ochenta, Entre pillos anda el juego, Cita a ciegas y Un pez llamado Wanda, a las que se podrían añadir unas gotas del gamberrismo de otra contemporánea que, sin ser pura screwball (le faltaba la guerra de sexos), al menos se acercaba: Granujas a todo ritmo.

Sin embargo, expuestas las singularidades, habrá que dejar claro que Noche loca queda un par de escalones por debajo de sus referentes. Aunque se vea con cierto agrado, salvo ese estruendoso Mark Wahlberg sin camiseta, los secundarios nunca dejan poso; como las situaciones; como los diálogos. ¿Le falta locura? No, le falta calidad, le falta viveza.

Tina Fey (izquierda) y Steve Carrell sufren en<i> Noche loca.</i>
Tina Fey (izquierda) y Steve Carrell sufren en Noche loca.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_