Concienciación a través de las ondas

El éxito de una película de una cinematografía no habitual en la cartelera española suele acarrear una consecuencia buena y otra no tan buena. La primera es que distribuidores y exhibidores se desprenden de ciertos complejos y arriesgan en busca de un nuevo título, del mismo país y de parecidas características, que atraiga de nuevo a los espectadores hacia las salas, con lo que aterrizan en nuestras pantallas películas que, de otro modo, no veríamos ni por asomo. El segundo efecto es que muchas de las producciones que llegan a rebufo no son ni la mitad de buenas que la que produjo el fenómeno. Es lo que ha ocurrido con Brasil a raíz del éxito de Ciudad de Dios y lo que sucede con la bienintencionada Radio Favela, basada en hechos reales y ambientada en una emisora pirata de los suburbios de Belo Horizonte durante la década de los ochenta.

Radio Favela no es el primer filme que pretende la concienciación de un país con fuerte problemática social (casi siempre en estado de transición hacia la democracia plena) a través del relato del devenir de una emisora. España, sin ir más lejos, aportó Solos en la madrugada (José Luis Garci, 1978).

Cercana y sincera

Sin embargo, las intenciones didácticas de Radio Favela se vuelven en su contra por su excesivo afán discursivo. La película es cercana, sincera, pero el guión está más centrado en las consecuencias que en el origen. El éxito de la emisora corre como la pólvora entre los oídos del pueblo llano, pero apenas se visualizan o se escuchan los métodos que han provocado semejante triunfo, y, cuando es así, no van mucho más allá de ingenuos lugares comunes sobre la lucha de clases, el racismo o la corrupción.

La película de Helvécio Ratton está destinada al mismo público que retrata, gente humilde, masacrada, a la que le hace falta un empujoncito para que crea en sus derechos y alce la voz por ellos. Pero ése no parece el perfil del público español interesado en una cinta como Radio Favela.