Festividad con trampa
Es la fecha más sacacuartos del año, nadie sabe su verdadero origen y ni siquiera es festivo. Es el Día de San Valentín, el momento más señalado para solteros con ansias de compromiso y comprometidos recientes. A ellos va dedicada esta película: Historias de San Valentín, el regreso de Garry Marshall, el director de Pretty woman, a la comedia romántica de altura, si por altura entendemos el más amplio reparto de rostros hermosos del cine reciente.
Los hay clásicos (Shirley MacLaine), clásicos modernos (Julia Roberts) y las más recientes adquisiciones (Jessica Biel, Bradley Cooper, Taylor Lautner...). Hay abuelos, gente de mediana edad, adolescentes y hasta niños. El amor no tiene edad. En definitiva, una película que muestra un amplísimo mosaico de posibilidades románticas (o no), destinada a toda la familia, con todo lo que ello conlleva: humor, sexo, trascendencia y atrevimiento en grado medio-bajo, sin arriesgar demasiado. Así, aunque su guión no llega a ser ignorante del todo (sabe que el fracaso amoroso es una posibilidad), no se resiste a colocar a cada buena oveja con su pareja. Las malas (es decir, adúlteras y descreídas), aquéllas que no merecen el premio, acaban solas. Castigo del señor.
HISTORIAS DE SAN VALENTÍN
Dirección: Garry Marshall. Intérpretes: Ashton Kutcher, Jennifer Gardner, Bradley Cooper, Julia Roberts.
Género: comedia romántica. Estados Unidos, 2010.
Duración: 125 minutos.
Cuanto más loca se pone (la rueda de prensa del jugador profesional de fútbol, los movimientos de la cheerleader...), mejor le va a la película. Pero casi siempre acaba cortándose. No molesta, no conmueve, se ve sin esfuerzo pero sin pasión, se sonríe dos o tres veces y se puede llegar a carcajear otro par de ellas. ¿Suficiente? No.