_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fórmula agotada

Javier Ocaña

El chiste hace tiempo que dejó de tener gracia. Cuando se exhibió por primera vez en una pantalla, allá por el mes de mayo de 2001, en un escenario tan poco proclive a la carcajada como el Festival de Cannes, Shrek dio la oportunidad a los cronistas que allí disfrutábamos del mejor cine del mundo de cumplir uno de esos deseos malsanos que siempre se nos habían pasado por la cabeza al ver los cuentos de animación de Disney, por magníficos que estos fueran: ¿y si Pinocho no fuera más que un pesadísimo niño caprichoso? ¿Y si la princesa fuera más fea que Picio? ¿Y si los trinos de ese lindo pajarito le hicieran explotar de cursilería? En aquella refrescante proyección, se demostró que se podía dar la vuelta a la esencia de los cuentos, que se podían aderezar con guiños a la cultura popular, que el metalenguaje quizá no alcanzara al conocimiento del niño, pero sí al de su adulto acompañante.

SHREK FELICES PARA SIEMPRE

Dirección: Mike Mitchell.

Intérpretes (voces): Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Diaz, Antonio Banderas.

Género: animación. EE UU, 2010.

Duración: 93 minutos.

Sin embargo, la capacidad de sorpresa de Shrek agoniza tras su primera visión. Y más si, acompañando al original y a sus sucesivas entregas, cada vez más rutinarias, les sale una corte de imitadores con pretensiones de acabar con el encanto de los cuentos clásicos y que, en cambio, sólo han conseguido ensalzarlo. Por eso, la reciente Tiana y el sapo ha sido saludada por todos, hartos de desmitificaciones, como un maravilloso retorno al pasado. El chiste ha perdido su gracia, por reiteración, por falta de imaginación. En esta cuarta entrega, Shrek felices para siempre, el personaje de Fiona sufre una especie de amnesia que le invita a vivir de nuevo el enamoramiento con el ogro. Más de lo mismo. Las sempiternas risas del burro, los ojos de pena del gato con botas. Funcionó una vez. Pero no dos ni tres y mucho menos cuatro. La fórmula se agotó.

Fiona (centro), en el campamento de la resistencia de los ogros.
Fiona (centro), en el campamento de la resistencia de los ogros.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_