Gabardinas de vampiro
No es que la primera parte fuese un gran éxito, pero 50 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos y otros 20 en toda Europa parecen suficiente garantía para que los productores de Underworld hayan decidido dar una continuación a la saga con esta Underworld evolution, dirigida de nuevo por Len Wiseman, y tan reiterativa, plana y carente de imaginación como la original.
Que se parece infinitamente a la primera entrega es indudable. Lo malo es que la original ya se parecía a Van Helsing, que ya se parecía a Matrix reloaded, que ya se parecía a Blade... El diseño de producción (con esos filtros de color azul gris) y el vestuario (con esas requetevistas gabardinas negras) son tan semejantes a los de otros productos que la sensación de ya vista es inaguantable.
UNDERWORLD EVOLUTION
Dirección: Len Wiseman. Intérpretes: Kate Beckinsale, Scott Speedman, Tony Curran, Derek Jacobi. Género: acción. EE UU, 2005. Duración: 105 minutos.
Además, narrativamente tampoco se tienen las ideas claras. Los continuos flash backs alusivos a detalles de la primera parte intentan ayudar a la comprensión de una trama tan farragosa que sólo los fanáticos del original aspirarán a entenderla del todo. De modo que Underworld evolution se convierte en una historia protagonizada por unos personajes cuyos objetivos nunca quedan del todo claros y cuya complejidad de por sí debería ser mínima. Las escenas de acción pierden efectividad a causa de la reiteración y el hastío llega cuando el espectador advierte de que en realidad la ancestral lucha entre vampiros y licántropos se decide como en cualquier película de acción del montón: con el inspirado y elevadísimo método de las ráfagas de metralleta o de las vulgares patadas de kárate (o taekwondo).