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82ª edición de los Oscar

Hollywood habla español

Claudia Llosa y Juan José Campanella viven en paralelo la recta final a la ceremonia

Gregorio Belinchón

A tres días de la ceremonia, la vida de la peruana Claudia Llosa (Lima, 1976) se ha convertido en un huracán de entrevistas y promoción de La teta asustada. No es ni la tercera opción en la candidatura al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, por eso Llosa no ha pensado tanto en el premio como en su siguiente largometraje. "Nunca hay que dejar de ser positivo ni de tener esperanzas, pero estamos aquí de manera humilde trabajando para el futuro". Así que el viaje -con bebé incluido- y las tres semanas en la vorágine de los Los Ángeles han servido de inversión: "Nos estamos dando a conocer. Se trata de sacar provecho de esta candidatura y rentabilizar ese impulso. No hay que simplificarlo todo a ganar o perder: la selección ya es por sí ganar, ampliar horizontes".

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A tres días de los Oscar, para el argentino Juan José Campanella empieza la promoción. "Mis distribuidores en Estados Unidos me dicen que en las proyecciones ha gustado mucho Un profeta, de Jacques Audiard. La carrera se ha abierto mucho". Campanella (Buenos Aires, 1959) no es nuevo en estas lides, ni en esta orilla del Pacífico. Durante 20 años vivió en Estados Unidos, en los Oscar ya fue candidato en 2002 con El hijo de la novia, y el miércoles por la noche finalizó la grabación de la serie House. Ayer era su primer día libre en mucho tiempo, y pasó la mañana en la playa de Manhattan Beach, al sur de la ciudad, muy alejado de Hollywood y su pasión por el terciopelo rojo. "Me gusta esta zona. Es tranquila y mi familia está bien aquí", sonríe.

Son cineastas muy diferentes, colocados por casualidades y méritos en la misma competición, un pulso a cinco afrontado de forma distinta. La teta asustada se llevó el Oso de Oro en el festival de Berlín de 2009 con su reflexión sobre la huella que deja la violencia -un tema que está presente en todas las candidaturas guiris de los galardones de Hollywood-, una impronta que asfixia a su protagonista. "Es un sentimiento universal, las secuelas son perennes en la historia de la humanidad. O encaras ese padecimiento o te evades".

Campanella también apuesta por esta vertiente: "Olvídate del Juan director, me convierto en el Juan estudiante de cine en Buenos Aires tratando de encontrar análisis. Soy un fan de la serie 24, y a veces tengo que perdonarle que torturen a un personaje durante media hora, cambien de plano, y lo veas corriendo. Pero, por favor, [se dispara su acento argentino]... La muerte tiene que alterarte la vida. Traté en El secreto de sus ojos de mostrar el cadáver de forma seca, no romántica, tirado como una bolsa de papas, y que marque al protagonista".

La peruana es la película más arriesgada del quinteto, y la que ha tenido que cambiar más su nombre para la promoción en Estados Unidos, donde no se puede decir la palabra teta: "Hemos hecho equilibrios con ese The milk of sorrow... [La leche de la pena]". En cambio, El secreto de sus ojos bebe de los clásicos, aroma que suele funcionar tan bien en su categoría a los Oscar. "No se pueden hacer cálculos. No se guían por las carreras de las películas, ni para bien ni para mal. Fíjate en la sorpresa el año pasado de la japonesa Despertares", comenta Campanella. "Aquí empiezas de cero. Por otro lado, demuestran apertura de mentes y de gustos". ¿Y cómo se lidia con tantas variantes? "Te abstraes. Yo he estado trabajando y así he logrado estar fuera de esto". Grabar en la televisión estadounidense debe de ayudar algo. "No, para nada. Son mundos que no se mezclan. Es más, ni siquiera tendré mi voto porque no pude ver las otras cuatro competidoras". Campanella resopla. Está cansado por la televisión. "Es un trabajo alimenticio, pero tiene un algo más que me permite hacerlo propio. Dicho esto, si trabajo en House es porque sé que al final podré rodar una película mía".

Los directores extranjeros son extraños invitados en la alfombra roja, creadores más cercanos al arte que a la industria en mitad de la gran fiesta del oropel. Llosa: "Puede, pero creo que En tierra hostil es igual de personal que nuestros filmes. Incluso Avatar lucha también por abrir mundos. Es importante pelear desde las dos fronteras, la comercial y la artística, por ensanchar el campo". A Campanella, Avatar no le dijo mucho. "No es una revolución, sino una evolución. El sonido sí cambió la industria. Se destruyeron carreras, surgieron nuevas estrellas. Esto no".

¿De qué nacionalidad son las películas? Tanto la argentina El secreto de sus ojos como peruana La teta asustada tienen una base española: el 80% de su producción procede de España. "La mía pertenece a ambos países. He contado una historia muy nuestra con ayuda de España. Aprovechemos las coproducciones y olvidémonos de esos detalles", comenta Llosa. El argentino, aún estando de acuerdo, aporta otro dato: "¿Tú crees que al público le importa? ¿A alguien le preocupa si Ágora es española?".

Si el domingo no ganan, ¿quién les gustaría que lo hiciera en su lugar? "La favorita, La cinta blanca. Es tan arriesgada, complicada... Me emocionó", confiesa la peruana. Campanella no ha visto las otras, excepto La teta asustada. "Que gane Claudia. En realidad yo me muevo siempre por el corazón".

Claudia Llosa, directora de <i>La teta asustada, </i><b>en Los Ángeles.</b>
Claudia Llosa, directora de La teta asustada, en Los Ángeles.EFEJOSÉ URIARTE
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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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