Infame caricatura

Está demostrado que en España se estrena cualquier cosa. Tras las simplemente aficionadas Matar al ángel, Schubert, Sótano e Ilusiones rotas, aquí llega Cuba-Libre, astracanada de vergüenza ajena cuya mayor virtud es que tiene una iluminación y una puesta en escena de modestísima serie televisiva.

Repleta de rostros conocidos, actores de tercera fila, antiguas estrellas del cine español en baja forma, integrantes del reparto de Al salir de clase que no han logrado desde que se canceló la serie la llamada del largometraje, jóvenes deseosos de aceptar cualquier cosa con tal de abrirse paso en el mundo del cine y un par de despistados sin la menor intención de cuidar su carrera artística, la película no admite el menor análisis.

La historia narra las desventuras de un grupo de okupas que, tras ser desalojados de su centro cultural, entran en la embajada de Cuba en Madrid para reivindicar sus peticiones, al mismo tiempo que Fidel Castro anuncia las primeras elecciones libres en el país.

Aunque lo peor de toda esta trama es que Raimundo García, guionista y director, llega a tomarse en serio su propio producto y acompaña su carrusel de infames chistes de un risible intento de crítica de los medios de comunicación, los modos y maneras de la política, el turismo sexual, la presunta brutalidad de la policía, el arribismo laboral de algunas mujeres y la especulación inmobiliaria.

Lo que convierte a las deficientes películas que se estrenan cada semana en nuestros cines en auténticas obras maestras.