_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Irán en viñetas

Javier Ocaña

Acudir a un cine y disfrutar con un producto que no se parece a nada visto anteriormente supone un triunfo en sí mismo. Si además esa película es didáctica y tierna, trágica y emocionante, realista y mágica, cómica y atroz, todo a un tiempo, el acto se convierte en un acontecimiento. Y Persépolis lo es.

Basada en cuatro novelas gráficas de corte autobiográfico, la película, de animación tradicional con dibujos en blanco y negro realizados a mano, cuenta el paso de niña a mujer de Marjane (la propia directora), nacida en Irán durante los últimos años de dictadura del sah Reza Palhevi. La posterior rebelión que desembocó en la república islámica al mando del ayatolá Jomeini, la persecución por motivos ideológicos, la guerra entre su país e Irak, y su posterior traslado a Austria y Francia, hasta su regreso a Irán, ya adulta, completan el devenir de la protagonista, de modo que Persépolis, premio del Jurado en Cannes, se convierte en un melodrama familiar de trasfondo no sólo político, sino también social.

PERSÉPOLIS

Dirección: Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud.

Intérpretes: Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, Danielle Darrieux (voces).

Género: animación. Francia, 2007.

Duración: 95 minutos.

Así, el papel de la mujer en una sociedad como la iraní es analizado por Satrapi desde dentro. La obligación del velo islámico, las injerencias del poder público en la vida privada, los recortes de libertades y la anulación intelectual recorren la trama sin que en ningún momento se caiga en la sensación de estar soportando un panfleto político. Cada idea, cada crítica, cada reflexión, expuesta incluso con un gratificante sentido del humor, siempre está enmarcada en la historia central de la familia Satrapi, conformándose la película en una especie de novelón a lo Thomas Mann, o de película en la línea de La mejor juventud (Marco Tullio Giordana, 2003), donde se repasa la civilización contemporánea del autor de la obra mientras los integrantes de la estirpe de ficción ocupan cada uno su lugar en la Historia (con mayúscula).

A pesar del blanco y negro, diversos pasajes funcionan paradójicamente como un estallido de color, y el trazo, en general, simple y sobrio de las viñetas va acompañado de esporádicas aportaciones de abstracción, lo que conduce al producto hasta una inclasificable armonía de estilos basada en la heterogeneidad. Además, la música adquiere un papel esencial: primero, como elemento formal que ayuda a la fluidez de la película y a la transición entre secuencias; y segundo, como ingrediente testimonial de cada una de las etapas vitales de la joven Marjane, en las que Abba, Iron Maiden y hasta el Eye of the tiger del grupo Survivor se van sucediendo mientras se integran a la perfección en el dibujo de la protagonista. Un retrato, por cierto, nada complaciente, esquivo en todo momento con la autoindulgencia y revelador de un carácter sumamente exigente, empezando por uno mismo.

La pequeña Marjane Satrapi en un momento de <i>Persépolis.</i>
La pequeña Marjane Satrapi en un momento de Persépolis.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_