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CÁMARA OCULTA
Columna
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Manipular el pasado

¿Quién fue Jacques Tati, a quien ahora se le rinde homenaje en París? Simplemente un tipo que iba en bicicleta soplando tontamente un molinillo de colores. Eso es lo que muestra el cartel conmemorativo del homenaje, cuando lo que realmente solía llevar Tati en la boca era una pipa imponente y apagada. A Jacques Tati, líder del humor intelectual francés en buena parte del pasado siglo, han querido reivindicarlo con la cursi sensibilidad actual de lo políticamente correcto, alterando una de sus señas de identidad. Son conocidas las protestas al respecto producidas hace un par de meses, parecidas a las que se levantaron en su día cuando a Jean Paul Sartre le quitaron de entre los dedos, en una foto, el inevitable cigarrillo que siempre llevaba encendido. Viene a cuento recordar también que a Steven Spielberg se le ocurrió reestrenar su fabulosa película E.T. cambiando digitalmente las pistolas de los policías por inocuos telefonillos para, según dijo bobaliconamente, no inducir a la violencia, a la que se supone sí había alentado en la primera versión.

Ahora que ha muerto Karl Malden, uno de los mejores actores de reparto del cine clásico norteamericano, se le ha recordado esencialmente por su intervención en la serie de la tele Las calles de San Francisco, olvidando la mayoría de los periodistas jóvenes de las agencias su enorme talento desplegado en numerosas películas que no optaron a premios ni contaban con la intervención de su amigo Marlon Brando, elemento que parece dar prestigio a la memoria de Karl Malden, como si tuviera que beber del éxito ajeno para justificar el propio. Karl Malden, se ha dicho bien en este periódico, fue un actor magnífico, discreto y eficaz, que nació como tal en los escenarios de Broadway de la mano de su mentor, el director Elia Kazan, con quien compartió tablas y platós a lo largo de muchos años. Fue precisamente Karl Malden quien promovió la entrega de un Oscar honorífico a Kazan ante la protesta de muchos cineastas que no querían olvidar que el director había sido en su día delator de sus propios camaradas comunistas. "No se debe alterar ni renunciar al pasado", dijo Malden, "pero tampoco olvidar que Kazan ha sido uno de los más grandes directores de cine de nuestro país". Y es que a Kazan también le encasillaban el pasado eligiendo un hecho (gravísimo, desde luego) por el todo. Y a Malden ahora, pobre, se le rinde homenaje porque apareció en la tele. 60 años de talento reducidos en la memoria a una simple serie.Y a Malden ahora, pobre, se le rinde homenaje porque apareció en la 'tele'

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