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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Masacre a Cortázar

Javier Ocaña

Para preservarla de preocupaciones innecesarias, toda una familia evita, entre la tragedia y la comedia, que la matriarca enferma en cama se entere de que uno de sus hijos ha muerto, e inventan una farsa que deben interpretar durante un tiempo prolongado, quizá hasta el momento en que se recupere del todo, quizá hasta su inevitable deceso. A la mayoría de la gente le sonará a la muy popular Good-bye Lenin!, película alemana de 2003. Unos pocos, en cambio, reconocerán la trama del cuento La salud de los enfermos, escrito por Julio Cortázar y publicado en 1966 en la compilación Todos los fuegos el fuego.

No parece aventurado pensar que Wolfgang Becker, director de la cinta alemana, se inspirara en Cortázar para relatar su odisea sobre el pos-comunismo y su incidencia en las mentes más ancladas de la Europa del Este. Aunque lo que sí es seguro es que el debutante Diego Sabanés, director de Mentiras piadosas, adaptación libre del cuento (según los créditos), no ha sabido leer (bien) al escritor argentino.

MENTIRAS PIADOSAS

Dirección: Diego Sabanés. Intérpretes: Marilu Marini, Walter Quiroz, Claudio Tolcachir, Hugo Álvarez.

Género: comedia dramática. Argentina, 2008.

Duración: 100 minutos.

Mientras desde la segunda página del relato se sabe que el hijo de la enferma ha muerto durante un viaje, en la película convierten, sin que haya una razón clara, al fallecido en simple ausente, lo que resta verosimilitud y potencia dramática (y cómica) a las situaciones. Los subterfugios epistolares que la familia inventa en el cuento para que la madre siga aliviada por el recuerdo y por la ilusión del triunfo en el exterior de su hijo son contados por Cortázar a través de un narrador a medio camino entre el omnisciente y el testigo (he ahí una de sus grandes virtudes narrativas), lo que no parece provocar complicaciones excesivas a la hora de llevarlos a la pantalla, pues sólo hay que visualizarlos con el tono adecuado. Sin embargo, Sabanés se pierde en una retahíla de cambios de estilo, aderezados por una engolada voz en off, interpretada por el hijo ausente, por una añeja fotografía y por una pedestre realización.

Las mentiras, de tanto practicarlas, se convierten en verdades, nos viene a decir Cortázar. Adaptarlo requiere valentía. Masacrarlo es un suicidio.

Fotograma de <i>Mentiras piadosas. </i>
Fotograma de Mentiras piadosas.
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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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