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CÁMARA OCULTA
Columna
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Memoria caliente

España entera está llena de fosas, se dice en el documental Los caminos de la memoria, estrenado estos días en unas pocas salas de cine que le echan valor. Al tiempo que la banda sonora de la película reproduce esa frase, en la imagen alguien va marcando en el mapa de la piel de toro los lugares en que permanecen enterrados muchos fusilados en la posguerra, aún por identificar. "La memoria histórica es la de los vencedores", asegura Jorge Semprún en el filme, "y no hay que olvidarlo porque todavía bastantes cosas en España se determinan en función de lo que pasó en aquellos años".

Los caminos de la memoria, premiado en el Festival de Valladolid, no es más que uno de los numerosos documentales que vienen incidiendo en la memoria histórica, en sustitución, en parte, de debates y decisiones, políticas y judiciales, que deberían normalizar de una vez el camino del pasado al presente. Son numerosos los títulos realizados sobre este tema, y probablemente aún se verán otros en la edición de Documenta Madrid que comenzará dentro de una semana. Es curioso que la mayoría de estos trabajos estén siendo realizados por jóvenes que no vivieron aquellos años de la represión, aunque algunos sí que son descendientes de represaliados o exiliados. Ese es justamente el caso de José Luis Peñafuerte, director del documental de referencia.

Víctimas

Al principio fueron las víctimas quienes se pusieron tras la cámara, Jorge Semprún, por ejemplo, con Las dos memorias, realizado poco antes de la muerte de Franco. Lo que ha llovido desde entonces sigue encendiendo en lugar de apagar la inquietud de cineastas por esta cuestión aplazada. Una memoria caliente, en palabras de Semprún.

Tal vez algunos de los documentales se queden cortos desde el punto de vista cinematográfico o sociológico, en su afán por llegar a la gran pantalla, pero pretenden ahondar, y algunos de ellos lo logran con acierto, en ese momento clave de nuestra historia reciente; su esfuerzo y valor no son para echar en saco roto.

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