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Reportaje:

Nueva York, una ciudad podrida

Ridley Scott enfrenta a Russell Crowe y Denzel Washington en 'American gangster'

Si Hollywood midiera su peso en egos, California implosionaría sobre sí misma. Y entre los muchos nombres que contribuirían a crear ese fenómeno no faltarían los de celebridades de otros extremos del globo, como Russell Crowe y Ridley Scott. Desde que filmaron juntos -y con gran éxito- Gladiator, el actor australiano y el director británico han colaborado en diversas ocasiones. La más reciente lleva el título de American gangster, y aunque el principal protagonista sea Denzel Washington, que interpreta al gánster de raza negra y rey del Harlem de los setenta Frank Lucas, Crowe comparte con él cabeza de cartel como policía incorruptible en un filme de acción del que Ridley Scott no podría sentirse más orgulloso.

Ridley Scott: "Cada uno de mis filmes es como un nuevo género para mí"
El personaje real de la película, que fue millonario, vive de la asistencia social
"He conseguido hacer cosas francamente buenas"
El director está preparando una versión "memorable" de Robin Hood
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Un olvidable príncipe negro

"Cada una de mis películas es como un nuevo género para mí. Aspiro a que sean todas novedosas. Si miro hacia atrás no me arrepiento de nada. Cada uno de mis filmes es como un hijo. Y creo que además he conseguido hacer cosas francamente buenas, como Blade runner, Alien y Legend. En American gangster creo que funciona muy bien el hilo narrativo que escogí. Me centro en los protagonistas aunque los contextualizo bien. La guerra de Vietnam no se comenta, pero aparece como fondo en los telediarios y no me pierdo en dar informaciones superfluas". Con esta inmoderada modestia se expresaba Scott, de 70 años, hace un mes en Nueva York, donde conversó con la prensa respecto a una superproducción de encargo que dista mucho de la originalidad de sus tres primeras películas, pero que, de momento, no ha dejado de recaudar millones en las salas estadounidenses con sus tiroteos violentos, sus persecuciones y su glorificación del personaje protagonista. Además, el filme ha conseguido tres candidaturas a los Globo de Oro, incluida la de mejor director para Scott.

Frank Lucas, el personaje alrededor del que gira el filme, hoy es un hombre de 76 años postrado en una silla de ruedas y que, según Denzel Washington, está cargado de remordimientos. Una idea que no comparte el guionista del filme, Steven Zaillan, quien define al ex mafioso como un hombre "encantador, muy simpático y amigable pero también muy peligroso. Es un tipo que desprende un aire extraño, de los que pueden asustarte cuando sonríe. Dudo mucho que se arrepienta de todo su pasado. No lo demuestra", comentó durante la promoción de la película.

Lucas hizo historia al convertirse en uno de los mafiosos de raza negra con más poder de Harlem, tanto como para hacerle sombra a otros que habían llegado antes que él. Consiguió avanzar en la escala del narcotráfico importando heroína de Vietnam y utilizando al Ejército estadounidense como ciego transportista. Richie Roberts, el indómito y atípico policía al que da vida Crowe, consiguió hacerle caer y con él cayó toda su red. Pasó por la cárcel, pero su estancia no fue larga gracias al trato que hizo con Richie para limpiar el Departamento de Policía de una ciudad que en aquella época fue infaustamente célebre por la corrupción que imperaba entre sus agentes.

Hoy, Frank Lucas vive de la asistencia social aunque no está muy claro si consiguió conservar parte de los más de 500 millones de dólares que llegó a ganar entonces, una cifra que aún hoy sigue causando fascinación y es parte de más de una letra de rap. "A todos nos atraen los fuera de la ley. Todos amanecemos por la mañana deseando que nuestra vida fuera como nos gustaría y es lógico admirar a quien lo consigue, aunque sea de forma ilegal. Lucas me dijo que cuando llegó a la cima y ya lo tenía todo pensó en retirarse pero no fue capaz. Se fue de Nueva York pero volvió al cabo de una semana para seguir dirigiendo el negocio. Sabía que le costaría la cárcel y aun así no pudo parar. Los espectadores nos identificamos mucho con ese tipo de historias, por eso las películas de mafiosos gustan", afirma Denzel Washington, quien también aspira a un Globo de Oro por su papel.

Pero según Russell Crowe, tan pagado de sí mismo como Scott, la parte más difícil no ha sido la de los actores, sino la de los personajes reales que ahora se ven reflejados en la pantalla. "Yo creo que interpretar a alguien real no es difícil porque los actores no somos como los imitadores de personas, ofrecemos nuestra propia interpretación de la realidad y da igual si coinciden o no. Creo que es mucho más difícil para el que está siendo retratado porque en el fondo es exponer tu vida a la vista de todo el mundo", asegura Crowe, quien contó con la colaboración total del Richie real, aunque no fuera fácil conseguir el mismo tipo de confianza que Lucas sí le otorgó a Washington.

Richie se hizo célebre en el corrupto Nueva York de los setenta antes de apresar a Lucas por no aceptar sobornos. Hoy es abogado defensor en una ciudad en la que nadie cree demasiado en los perdedores. "Richie se hizo famoso por ser incorruptible, pero lo cierto es que no le interesa el dinero. Es un hombre que tiene mucha ética respecto a su profesión. Aunque moralmente su vida no sea perfecta, en lo que respecta a la ley, es un auténtico patriota. Por eso dejó la policía, llegó a la fiscalía y al final optó por defender criminales, porque cree que el fin último de la justicia es servir a todos por igual", explica Crowe, quien también protagonizará las próximas dos películas de Ridley Scott.

Ambos ya tienen en la bobina Body of lies, sobre la búsqueda de Bin Laden, pero además Scott anuncia estar preparando la versión definitiva de Robin Hood, en la que Crowe interpretará a un héroe que siempre ha fascinado al director. "Hay más de 80 versiones de Robin Hood pero ninguna es buena. La que estoy preparando va a ser la memorable".

Ridley Scott, a la derecha, da indicaciones a Russell Crowe, sentado, en el plató de <i>American gangster.</i>
Ridley Scott, a la derecha, da indicaciones a Russell Crowe, sentado, en el plató de American gangster.
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