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Crítica:61ª edición de la Berlinale
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Palestinas exiliadas y terroristas alemanas

Hay intrigas que logran engancharte durante el desarrollo, pero cuyo desenlace es excesivamente retorcido, balbuceante o inentendible. Me ocurre con la película israelí Odem, dirigida por Jonathan Sagall. Se inicia con la inesperada visita en Londres después de muchos años de separación que hace una mujer palestina a la que fuera su íntima amiga desde la niñez. La segunda se ha casado, tiene un hijo y una existencia aparentemente confortable. La primera, sofisticada y sensual, lleva indisimuladas huellas en su rostro y en su actitud del desgaste que acompaña a una vida excesivamente intensa. Hay cuentas pendientes, morbo y hostilidad entre ambas. Igualmente da la sensación de que no solo intimaron sus personalidades, sino también sus cuerpos. Varios flash-backs nos van describiendo alternativamente el recuerdo que guardan de un pasado común la una y la otra. El clima, la tensión, el enigma y el erotismo funcionan, envolviendo a dos personas cuyos silencios son más significativos que sus palabras. El director maneja con estilo y sentido del misterio esta temática enfermiza y perversa que hubiera sido del gusto de Hitchcock y de Polanski. Relata con inteligencia las trampas y las coartadas que podemos buscarle a la memoria sentimental, los secretos torturantes que laten detrás de las apariencias, los trascendentes sentimientos que pueden revelar los gestos leves, la inversión de papeles entre dominante y dominada, las raíces de los desasosiegos más profundos. Dispone de Natalie Attiya y Moran Rosenblatt, dos actrices magnéticas y convincentes encarnando al mismo personaje en la adolescencia y en la treintena. Pero deja muchas cosas en el aire con el confuso final. La seguridad de que se ha inventado una intriga tan retorcida que al cerrarla opta por lo más barato para intentar dar una explicación coherente a lo anterior.

El enfermizo tema de 'Odem' hubiera sido del gusto de Hitchcock y Polanski

Durante una hora la película alemana If not us, who, dirigida por Andres Veiel, describe de forma plana el complicado amor entre una pareja de universitarios que pretenden crear una editorial. Él es hijo de un brillante poeta nazi y ella de un pastor luterano. Él desea estar disponible para otras mujeres, ella tiene tendencia a la automuti-lación en cada crisis. Todo ello va acompañado de imágenes documentales sobre las convulsiones políticas y sociales en la fértil década de los sesenta. Y no tienes muy claro dónde quiere ir a parar esta historia. Con la aparición en la relación de esta pareja de un individuo radical y vehemente llamado Andreas Baader, entiendes que nos están contando el nacimiento de la guerrilla urbana en Alemania, de la banda Baader-Meinhof, que a base de atentados y secuestros logró acorralar duraderamente al Estado. El tema es jugoso y daba para mucho, pero se queda en una película lineal, a pesar de su vocación de inquietante.

La coreana Come rain, come shine, dirigida por Lee Yoon-Ki, retrata el último día en la casa común de una pareja que se ha roto por decisión de la mujer. Admito que ellos parecen sufrir mucho, pero la transmisión de su drama al espectador solo le puede dejar indiferente o somnoliento.

Las actrices, de izquierda a derecha, Moran Rosenblatt, Nataly Attiya, Ziv Weiner y Clara Khoury posan con el director Johathan Sagall en la presentación de <i>Oden </i><b>en Berlín.</b>
Las actrices, de izquierda a derecha, Moran Rosenblatt, Nataly Attiya, Ziv Weiner y Clara Khoury posan con el director Johathan Sagall en la presentación de Oden en Berlín.GETTY IMAGES
Clara Khoury, a la izquierda, y Nataly Attiya en<b> </b><i>Odem</i>.
Clara Khoury, a la izquierda, y Nataly Attiya en Odem.
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