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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Zona de mal karma

Resulta inquietantemente oportuno (que no oportunista) el rescate de este documental de 2003 la misma semana en que Kaing Guek Eav, Duch, se ha sentado en el banquillo en el comienzo del juicio contra los jemeres rojos. Duch fue el jefe de la cárcel de Tuol Sleng (S-21) -hoy reconvertida en Museo del Genocidio camboyano-, escenario elegido por el cineasta Rithy Panh para enfrentar las voces y las miradas de dos supervivientes con las de quienes fueron sus verdugos.

S-21. La máquina roja de matar, trabajo que parte de una elaborada, pertinente y precisa estrategia narrativa, propició la confesión del ex presidente Khieu Samphan -cuya defensa corre a cargo de Jacques Vergés, "el abogado del diablo" del perturbador documental de Barbet Schroeder-, hasta entonces empeñado en negar la existencia de este S-21 donde fueron exterminados 16.000 camboyanos.

S21. LA MÁQUINA ROJA DE MATAR

Dirección: Rithy Panh.

Género: Documental. Camboya-Francia, 2003.

Duración: 101 minutos

Más información
¿Alguien ha pedido perdón?

Panh, que vio morir a su familia bajo el régimen de Pol Pot antes de escapar de Camboya, logra colocar entre paréntesis su propio cargamento de dolor y articula su trabajo siguiendo el modelo del monumental Shoah (1985) de Claude Lanzmann: en S-21, dos supervivientes del genocidio vuelven a ese lugar del que jamás creyeron escapar, donde sus verdugos -casi espectros del pasado condenados a permanecer en el lugar del crimen- representan, de manera mecánica, los movimientos de esa gestión del horror que su previo adoctrinamiento había convertido en deshumanizada rutina.

Algunos de esos verdugos tenían apenas 13 años cuando interrogaban, torturaban, violaban y ejecutaban a sus prisioneros. Panh no los retrata como monstruos: tampoco como las otras víctimas del régimen. Los ex jemeres rojos que reiteran su antes cotidiana coreografía de muerte son, directamente, latencias de una pesadilla imborrable, presencias que fueron vaciadas de humanidad y cuya atrofia sentimental impide en el presente simular algo parecido a la culpa o la vergüenza.

Vídeo: SAGRERA TV
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