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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El clavo y el personaje

Algunos guionistas directores -a quienes no siempre procede confundir con autores en el más amplio (y, se supone, noble) sentido del término- tienen la tendencia a efectuar una peculiar lectura de aquel precepto chejoviano según el cual el clavo que aparece en la primera frase de un relato tiene que servir para que el protagonista se cuelgue de él en la última línea del mismo. Para los miembros de este subgrupo dentro del gremio de artesanos de la ficción, lo más importante de la ecuación es el clavo y no el personaje. Es decir, la prioridad está en que brille la presencia del accesorio para que su funcionalidad acabe alcanzando la condición de clímax, subrayando la habilidad para la construcción y el encaje de bolillos del profesional en cuestión. Paul Haggis pertenece a esta familia y su último trabajo, Los próximos tres días, adopta la forma de toda una lección magistral sobre las debilidades y la artificiosidad de ese tipo de estrategias.

LOS PRÓXIMOS TRES DÍAS

Dirección: Paul Haggis. Intérpretes: Russell Crowe, Elizabeth Banks, Liam Neeson, Brian Dennehy, Jason Begge. Género: Thriller. Nacionalidad: Estados Unidos, 2010. Duración: 122 minutos.

La cinta es un 'remake' de 'Pour elle', dirigida en 2008 por Fred Cavayé

Los próximos tres días -crónica de la inmersión on the wild side de un pobre tipo gris (Russell Crowe) a remolque de la convicción, regida por un amor casi patológico, de que su esposa (Elizabeth Banks) es inocente del crimen de que se le acusa- es un remake de la película francesa Pour elle, dirigida en 2008 por Fred Cavayé y protagonizada por Vincent Lidon y Diane Kruge, y se inscribe, por tanto, en lo que parece ser una tendencia emergente en la industria de Hollywood: canibalizar eficaces productos europeos situados lejos del margen de la excelencia -en suma, películas de perfil medio/bajo- para inyectarles los anabolizantes de la primerísima división del star-system. En el fondo, Los próximos tres días responde a las mismas disfuncionalidades de producción que la reciente The Tourist de Florian Henckel. Existe, con todo, una diferencia fundamental entre ambos productos: Paul Haggis invierte un esfuerzo ímprobo en que nos tomemos en serio su historia... en que el espectador, en definitiva, no caiga en la cuenta de que se le está ofreciendo un material de serie B hinchado hasta lo imprudente.

Los recursos de Haggis para lograr su propósito pasan por el subrayado y la sobreexplicación, con puntuales apuntes simbólicos -la clase en la que el personaje de Crowe explica El Quijote- y algún destello de gravedad más o menos risible -el cameo de Liam Neeson como turbio experto en fugas-. Lo que resulta del proceso es ese tipo de objeto tan habitual en las carteleras de estos últimos años: la película que no se esfuerza en ser buena, sino en parecerlo, porque, a efectos prácticos, probablemente con eso sea suficiente. Si de algo puede servir Los próximos tres días es para que resulte más evidente que nunca lo que siempre se ha escondido detrás del cine de Paul Haggis: una buena construcción narrativa al servicio de ninguna verdad. Lo que el cineasta deja en la cuneta es lo único que podría haber salvado el proyecto: la ambigüedad. O su buen uso.

Russell Crowe, en una escena de <i>Los próximos tres días.</i>
Russell Crowe, en una escena de Los próximos tres días.
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