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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La familia Burman

Javier Ocaña

Daniel Burman ha tratado la herencia religiosa y la dificultad para escapar de la burbuja familiar en Esperando al mesías (2000), la figura del padre ausente en El abrazo partido (2004), la crisis de identidad por la paternidad reciente en Derecho de familia (2006), la (auto)destrucción del matrimonio por falta de expectativas tras la independencia de los hijos en El nido vacío (2008), y ahora la (im)posible ruptura de las cadenas filiales en Dos hermanos. Burman ha fotografiado a la familia por delante y por detrás, apuntando su mirada desde casi todos los puntos de vista y centrándose en todas las edades.

La mezcla de trascendencia y levedad siempre ha sido la gran virtud del director argentino. Exponer realidades sangrantes con la caricia de la sonrisa. Destrozar mitos como el que pasaba por allí sin querer meter mano en el asunto. En Dos hermanos lo logra intermitentemente desde la primera secuencia, una jocosa reunión de vecinos donde los dos protagonistas, que rondan la edad de la jubilación, se muestran a pecho descubierto en un tono delirante, con el que provocan en el espectador una mezcla de cariño por falta de afecto y repulsión por exceso de vanidad, sobre todo el personaje interpretado con adecuadísimo divismo por Graciela Borges. Este par de congéneres se ama y se odia a un tiempo, o quizá se odie más que se ame, pero desde luego se necesitan.

DOS HERMANOS

Dirección: Daniel Burman. Intérpretes: Antonio Gasalla, Graciela Borges, Elena Lucena, Rita Cortese. Género: comedia dramática. Argentina, 2010. Duración: 105 minutos.

Burman expone con brillantez el aspecto más interesante de la película: la imposibilidad del abandono de un consanguíneo que se merece que lo dejen tirado; no por piedad, por nostalgia de los buenos tiempos pasados o por la fuerza de la sangre, sino por puro miedo al remordimiento si se da tal atrevimiento. Sin embargo, desde El abrazo partido, su mejor obra, la mejor virtud del cine de Burman termina dejando una sensación extraña, como si sus películas se quedaran a medio camino entre la sencillez y la altisonancia, como si no se decidieran por ser películas grandes o pequeñas. Lo que quizá sea síntoma de que están menos logradas.

Antonio Gasalla y Graciela Borges en un fotograma de <i>Dos hermanos.</i>
Antonio Gasalla y Graciela Borges en un fotograma de Dos hermanos.
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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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