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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La incógnita irresoluble

El hermafrodita posee la belleza enigmática de una metáfora en busca de significado. En su primer largometraje, la escritora y cineasta Lucía Puenzo, hija de Luis Puenzo, explora todas las posibilidades del arquetipo en un trabajo de insólita madurez, que avanza a través de la ambigüedad con el paso firme de quien tiene muchas cosas que decir y parece controlar todos los recursos expresivos para que nada se quede en la penumbra. XXY es pura complejidad destilada en precisión de discurso: hurga en lo inexpresable para convertir la pantalla en espacio de confrontación y reconocimiento. Toda opera prima tendría que llevar la ambición en su código genético: esta tiene, además, la dote de sublimar esa ambición en desafío cumplido, en paradigma de excelencia.

XXY

Dirección: Lucía Puenzo.

Intérpretes: Inés Efrón, Ricardo Darín, Martín Piroyansky, Germán Palacios.

Género: Drama. Argentina-Francia-España, 2007.

Duración: 86 minutos.

Las playas de Piriápolis (Uruguay), donde recalan heridas tortugas en peligro de extinción, se convierten en espacio simbólico para una historia de vidas entre paréntesis, estados de tránsito, supervivencias, autodescubrimientos que podrían reciclarse en espacios habitables a perpetuidad... La (o el) protagonista de XXY -una Inés Efrón que se arriesga en cada plano- posee una genitalidad en forma de triple incógnita. Una incógnita quizás empeñada en ser irresoluble, en defender con uñas y dientes su condición de identidad insular, única, su libertad de elección para, precisamente, no elegir.

En realidad, XXY no es una película sobre el hermafroditismo, sino sobre la condición humana y esas inercias de pensamiento que llevan a considerar que no existe otra posibilidad más allá de la confrontación entre normalidad y diferencia, entre macho y hembra, entre lo correcto y lo incorrecto.

Basada en el relato Cinismo del escritor y cineasta argentino Sergio Bizzio, XXY concentra su acción durante el tempestuoso fin de semana en que la familia de Alex (Inés Efrón), la hija hermafrodita de un biólogo marino (Ricardo Darín) y una madre (Valeria Bertuchelli), cuyos silencios parecen cargados de electricidad, recibe la visita de unos amigos de Buenos Aires. Hay, por supuesto, una agenda oculta en el encuentro, que Puenzo desvelará gradualmente: el padre de familia (Germán Palacios) del equipo visitante es cirujano y puede encargarse de la operación que serviría para fijar y definir la identidad sexual de Alex.

Su mirada, no obstante, se fijará en la perplejidad adolescente del hijo (Piroyanski) del matrimonio invitado, que se convertirá en motor pasivo de una de las más heterodoxas y delicadas historias de amor que este crítico recuerda en mucho tiempo.

Exorcizando los fantasmas de un viejo cine argentino verboso y sentimental, Puenzo encuentra el perfecto lenguaje para decirlo todo sin sobreactuar nada: los sentimientos más ambiguos y contradictorios conquistan su legibilidad ante la mirada de un espectador que, por una vez, se convierte en testigo privilegiado de seísmos interiores y laberintos del corazón.

Inés Efrón, en un fotograma de <i>XXY</i>.
Inés Efrón, en un fotograma de XXY.
Vídeo: ELPAIS.com
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