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Crítica:CRÍTICA | 'Juana la Loca'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El nacimiento de una estrella

No cabe mayor alabanza de una película que decir de ella que hizo nacer a una estrella.

En Juana la Loca, la estrella nacida a través de las rendijas de la delicada e inteligente secuencia de sus imágenes es una joven actriz llamada Pilar López de Ayala, que no sólo crea un personaje verdaderamente vivo y, por tanto, contradictorio y complejo, sino algo más que eso, pues alcanza la cumbre de esta misteriosa hazaña de la inventiva mediante el prodigio formal que es el signo distintivo de la estrella, el prodigio de la transfiguración, esa rarísima capacidad de algunas, muy pocas, presencias para absorber la médula del personaje al que dan cuerpo mediante un giro instantáneo del comportamiento, del gesto y, sobre todo, del flujo húmedo y magnético de su eje, la mirada. Pilar López de Ayala es dueña de esa veloz, enigmática y asombrosa capacidad de mutación, que rompe los límites convenidos de la pantalla y hace que las imágenes por donde ella pasa sigan flotando -como si tuvieran dentro la materia ingrávida de una existencia propia- fuera del cerco de penunbra de la sala, sobre las aceras iluminadas de la memoria, una vez que finaliza película.

JUANA LA LOCA

Director: Vicente Aranda. Intérpretes: Pilar López de Ayala, Daniele Liotti, Rosana Pastor y Eloy Azorín. Género: histórico, España, 2001. Duración: 117 minutos.

El infortunado, tierno y patético personaje de la reina Juana de Castilla, que fue sentenciada como mujer demente por la gélida y cruel inteligencia de su padre, el rey Fernando el Católico, y condenada así a ocupar un lugar en los estercoleros de la política, tiene esa singularidad dramática y esa gracia cinematográfica que el único e infalible ojo de John Ford advirtió en esas fascinadoras figuras que han jugado un papel relevante en la vida de los pueblos, pero que han logrado escaparse por la puerta trasera de la angostura de los libros de historia, y esto les ha permitido entrar en el territorio ilimitado y no escrito de la leyenda por la puerta grande, que es la puerta de los mitos de libertad alimentados por la imaginación de los pueblos sojuzgados, como éste que un día gobernó sin ganas la reina Juana. Y en los enérgicos y hermosos bordados, a veces claros y a veces sombríos, a veces dóciles y a veces indómitos, de la majestuosa absorción de aquel despojo de reina por Pilar López de Ayala, hay algo que se parece a la conversión de aquella mujer en un signo de subversión.

El más hondo, sagaz y radical latido del cine de Vicente Aranda, el de la apasionante El Lute y el de la tierna desolación de Amantes, está ancha y generosamente agazapado detrás de esta conversión de una actriz en estrella. Hay desequilibrios en Juana la Loca, hay instantes y personajes altos e instantes y o personajes bajos, pero la cumbre de la prodigiosa composición, conducida por Aranda, de Pilar López de Ayala llena casi todas las imágenes del filme y, por la fuerza de su contagio, las eleva y hace de ellas gran cine enérgico, inteligente y con desgarro, emocionante, cautivador, lleno de ecos de acuerdo de la vieja y hermosa tradición no escrita que hizo de la figura de esta pobre muchacha reina una delicada y secreta leyenda de libertad.

Pilar López de Ayala (en el centro), en Juana la Loca.
Pilar López de Ayala (en el centro), en Juana la Loca.
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