Sin palabras
Woody Allen en el salón de su casa ante una chimenea apagada. Tiene su habitual rictus triste, y está solo. Toma un té a sorbos pausados. Cuando se acerca la taza a la boca, se oye la típica carcajada enlatada de la televisión. Son risas exageradas que no vienen a cuento. Falta algo para que tengan algún sentido. Quizás un chiste, algún argumento. En definitiva, un guión.
Algunos actores no aceptan que se ningunee a los guionistas de Hollywood, que siguen en huelga, y se han sumado a la protesta poniéndose en acción, precisamente en Internet. El ya citado Woody Allen, y también Sean Penn, Susan Sarandon, Holly Hunter, Harvey Keitel, Felicity Huffman, Jane Fonda, Ethan Hawke, Charlize Theron... entre otros muchos, se han reunido en torno al proyecto Speechless (Sin palabras), grabando su personal interpretación del conflicto. Algunas actuaciones son muy breves, apenas unos segundos, otras alcanzan incluso los cuatro minutos. Pueden verse en SpeechlessWithoutWriters.com, donde permanecerán mientras dure la huelga. Merece la pena echarles un vistazo, aunque no todas sean geniales. En muchas se echa en falta un buen guión, como debe ser.
Los guionistas españoles andan igualmente alborotados, quizás animados por el ejemplo de sus colegas de Estados Unidos, aunque probablemente sin el mismo espíritu colectivo. Desde hace tiempo reivindican derechos similares pero nadie les ha hecho caso. Dicen defender lo que "es justo, razonable y sencillo de entender", aunque sus interlocutores, continúan ellos, "llevan años sin discernirlo". Explican algo que resulta gracioso, por disparatado: si alguien compra una película en DVD el guionista no recibe un duro. Pero si un pirata del top manta compra legalmente DVD vírgenes, los guionistas recibirían algún dinero gracias al canon obligatorio sobre material grabable que todos pagábamos hasta ahora. Es decir, "que las copias ilegales pueden ser más rentables para el autor".
Alguna batalla ya ha comenzado. Los guionistas del programa infantil Leonart, de TVE, han dimitido en bloque al no aceptar las condiciones económicas que les ofrecen. El colectivo de guionistas hace un llamamiento a la solidaridad: que ningún esquirol acepte lo que ellos han rechazado.
