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Entrevista:G. A. PACINOTTI, 'GIPI' | Autor de cómics y director | 68ª edición de la Mostra de Venecia

"No soy ni mejor ni peor que los otros, soy solo yo"

Toni García

Gian Alfonso Pacinotti (Pisa, 1963) está sentado en una trona de plástico, parte de la decoración de uno de esos chiringuitos de quita y pon que crecen como setas cuando en Venecia empieza la Mostra. Gipi, como le conoce todo el mundo en Italia, es un hombre delgado, de estatura y calada larga, y no parece encontrarse muy cómodo con una grabadora delante, ni siquiera aunque esta se aposente, tranquila, en la mesa, sin hacer ningún ruido. Lo del asiento, todo sea dicho, tampoco mejora la situación. "Esto de las entrevistas es muy raro, no sé muy bien qué decir", confiesa mientras busca otro cigarro.

Este dibujante italiano, una auténtica celebridad en su país, ha firmado su primera película y la ha traído a Venecia, pero al contrario que las entrevistas eso no parece incomodarle en absoluto: "Estar aquí no me afecta nada, recuerdo la primera vez que vi la película en una sala. Habían invitado a [el realizador italiano] Nanni Moretti. Lo veía allí sentado durante la proyección y me metí en su cabeza y empecé a especular con lo que iba diciendo mientras veía el filme. Así inicié un proceso de autodestrucción muy peculiar y acabé pensando que la película era una porquería". Luego se ríe, pero con esa sonrisa del que realmente no está muy seguro de que esa sea la respuesta emocional correcta y decide usar la más diplomática en deferencia a su interlocutor.

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La película que ha hecho sudar tinta al de Pisa se llama L'ultimo terrestre y explica la historia de un tipo peculiar tirando a raro (Gabriele Spinelli), cuya vida transcurre entre su vida en el bingo y las visitas a su padre, un señor de campo que parece cercano al encuentro con la parca.

El contexto del filme, la llegada de los extraterrestres, le sirve a Gipi para mezclar un extraño popurrí de géneros: "Siempre me preguntan lo mismo: '¿Cómo definirías tu película?'. No lo sé, no tengo ni idea. La vida no es así, no planeas un día de risa y otro de tristeza y un tercero de aventuras. Los días vienen como vienen y yo quería que los personajes sintieran eso. Me dan igual los géneros. ¿Que es una película muy extraña? Sí, lo sé, es lo que quería". Esta vez también se ríe, y su gesto resulta sincero.

L'ultimo terrestre no parece una película italiana porque ni siquiera se la pueda ubicar en una geografía concreta; de hecho no parece que sea una película de ningún sitio en particular: "¿Lo dices en serio? Es el mayor halago que he oído en todo el día. Es lo que pretendía. Ahora todo el mundo lo etiqueta todo así que si se lo pongo un poquito más difícil me doy por muy satisfecho", razona el director mirando el paquete de tabaco como si este le estuviera enviando un mensaje codificado.

Gipi empezó con el cómic en 2003 y desde entonces ha ganado todos los premios habidos y por haber, pero no era ese el camino que el realizador soñaba, o al menos no el que tenía previsto. "Cuando tenía seis años mi padre me regaló una máquina de filmar y desde entonces quise ser director de cine. Empecé a dibujar porque con el tiempo me di cuenta de que el cine implicaba una inversión que no podía hacer. En cambio coger un lápiz y una hoja en blanco podía permitírmelo cada día. Seguí dibujando hasta que un día recibí una llamada de Domenico Procacci en la que me pedía que hiciera una película para él. Ahora ya puedo decir que tengo otro trabajo".

El dibujante italiano lleva unos elegantes zapatos negros a los que ha quitado los cordones y es difícil no intuir que esa es su particular -y diminuta- manera de distinguirse. "No soy mejor ni peor que los otros, soy solamente yo. El dibujante es un ser solitario y esa es su naturaleza y el director es justo lo contrario, pero, cuando el trabajo se acaba, el director también asume su soledad. Así que las cosas no son tan distintas".

Con aplausos y algo de desconcierto ha recibido el público italiano la propuesta de Gipi, pero a este todo el trasiego del festival parece traerle sin cuidado, su batalla es otra: "Ya no dibujo, hace mucho que no podía dibujar y ese bloqueo creativo me estaba dejando muy tocado. Ahora dirijo, por fin tengo otra cosa en la que puedo focalizarme: estoy escribiendo otra película... Esa es mi vida ahora". Luego, con el fotógrafo, se le ve aún más incómodo, y cuando este le pide hacerle un retrato mientras dibuja algo en un papel el director contesta: "Por favor, no me obligues, lo paso muy mal".

El director de cine Gian Alfonso Pacinotti.
El director de cine Gian Alfonso Pacinotti.XAVIER TORRES-BACCHETTA
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