El último vals de Joaquín Sabina

Joaquín Sabina visto por Fernando León. No tienen muy claro hacia dónde van, ni qué resultará, más allá de que será un documental, y que el cineasta madrileño ya ha estado grabando al músico en su gira mexicana hace ahora dos meses. Pero Sabina y León se han embarcado en una aventura en común, una aventura que tendrá una férrea parte musical, embarcado como está el músico jienense en la gira de su álbum Vinagre y rosas. "Pero estamos apenas empezando, perdiéndonos el respeto, lanzando ideas...", confiesa el director.

En esta filmación, que, según el director de Los lunes al sol o Princesas podría prolongarse hasta diciembre, estaban a finales de abril en el centro de México cuando Joaquín Sabina, entre concierto y concierto en América, invitó a los toros al cineasta. El lugar, Aguascalientes. El día, la tarde del sábado 24 de abril. Porque Sabina, furibundo tomasista, en cuanto puede se escapa a ver torear a José Tomás, tan del Atlético de Madrid o más que Sabina y León (que lo son, y mucho). Juntos asistieron a la espeluznante cogida que el toro Navegante propinó al diestro, y que a punto estuvo de acabar con su vida tras cornearle en la ingle izquierda. No es probable que ese momento, que Sabina vivió con especial tensión por su íntima amistad con el torero, esté en el documental, pero sí está claro que el relato cinematográfico se compondrá de conversaciones entre ambos, de actuaciones de Sabina en esos conciertos mexicanos y en los españoles... "Tuvimos ya algún pequeño rodaje mientras él componía Vinagre y rosas, antes de empezar yo a rodar Amador". Y, por supuesto, de otras piezas que surgirán según vaya avanzando el verano.

León: "Hace años que tenemos ganas de hacer algo juntos"

El director de 'Los lunes al sol' tiene carta blanca para grabar a su antojo

Porque el divertimento coge a los dos creadores en un momento dulce y en plena faena. Fernando León está rematando la posproducción de Amador, un largometraje vertebrado en torno a la relación entre un hombre enfermo y postrado en una cama (interpretado por Celso Bugallo) y su cuidadora sudamericana (Magaly Solier, la protagonista de La teta asustada, un rostro que León encontró hojeando las páginas de EL PAÍS).

Joaquín Sabina empieza mañana sábado en Badajoz los 40 conciertos de la parte española -tras los 52 del arranque en España y la posterior parte sudamericana- de su gira Vinagre y rosas, y que le mantendrán de escenario en escenario hasta el cierre el 23 de octubre en Tenerife. A algunos de ellos se acercará con un reducido equipo técnico, para no molestar al público, Fernando León, que irá así completando el rompecabezas. "Le estamos todavía dando forma, y con él tratamos sobre todo de quitarnos las ganas que desde hace años tenemos Joaquín y yo de hacer algo juntos".

La amistad de la pareja es reciente, de los últimos años, y Sabina ha decidido que se mostrará en el filme sin tapujos, confiando plenamente y dándole carta blanca al director de Barrio para que este filme a su antojo. León asegura que ante todo el cantante es generoso, sencillo, que ambos irán codo con codo creando. Al final del camino, aguarda para el disco de Sabina el honor de ser de los primeros (que se sepa) con libro (Romper una canción, de Benjamín Prado) y película.

"Hacer algo con Joaquín, tan cerca suyo, es uno de esos raros privilegios que este oficio de hacer películas te concede de vez en cuando". Y que no hay fecha de entrega del resultado, porque lo que surja, surgirá a su debido tiempo... Por eso ni tiene aún nombre de trabajo, más allá de un escueto Sabina, con el que ha sido registrado en el Ministerio de Cultura. Habrá que ver si la locura del cantante arrastra al cineasta o León puede ser algo cartesiano en la pantalla. "No es que me guste la música de Joaquín, es que milito en ella. Siempre me ha resultado muy inspiradora, así que espero que se note en esta película".