El ventilador
Póngase un ventilador delante de un voluminoso montón de mierda y esta salpicará a todos, incluso a quien puso en marcha el aparatito. Suele tener éxito el procedimiento dado que aquí mantenemos eso de "piensa mal y acertarás", es decir, lo opuesto al proverbio francés "Honi soit qui mal y pense", o sea, que la desgracia caiga sobre quien piense mal -siempre hemos sido diferentes-, y de que con el tiempo se ha ido practicando tanto la difamación que ya no puede haber noticia sin escándalo.
El cesado Ignasi Guardans en el ICAA arremete contra la ministra que le expulsó sugiriendo o asegurando abiertamente que ha habido fraude en las subvenciones al cine. Más tarde, el mismo Guardans matiza que eso solo ocurrió en épocas anteriores a la suya como director general del Instituto del Cine, es decir, quizás orientando el ventilador hacia su antecesor, Fernando Lara, un hombre decente donde los haya, o quién sabe si a sus antiguos amigos, o puede que, por juguetear, a la lejana época de Franco. ¿Está hablando de fraude o de picaresca? Si es lo primero, debería decirlo abiertamente con pelos y señales. O aún mejor, haberlo dicho en el momento en que el acusador obtuvo tan importante información. En este momento parece una pataleta más que una denuncia seria. ¿Se puede dar por clausurada con un simple "no voy a polemizar"? El ventilador ya está en marcha.
Los ciudadanos no nos merecemos semejante trato, con verdades a medias o con declaraciones que huelen a resentimientos. El tema es serio. Mucho más cuando nos están hablando permanentemente de crisis, de cambios, de revolución industrial...
Los del cine aparecen con demasiada frecuencia en los periódicos ventilando sus cuitas (valga la redundancia), raro es el día en que cierta prensa no les pone un micrófono ante la boca para que se desahoguen a gusto, aunque casi siempre sean los mismos quienes opinan. Y a veces la información que dan solo es interesante para sus propios fines. Nos han ido perdiendo el respeto. Es cansino. Y también indignante.