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Los 25 años de Juana Mordó

Exposición antológica de una galería legendaria en el Círculo de Bellas Artes

Que en un país como el nuestro -donde el mercado de arte de vanguardia era hasta hace bien poco tan precario, casi inexistente- una galería comprometida con la difusión del arte nuevo cumpla 25 años de trayectoria es, desde luego, todo un acontecimiento. Pero que ese aniversario se celebre no en el propio campo de la galería, sino, como en este caso, en el salón de baile del Círculo de Bellas Artes, ya resulta más insólito. Pero la explicación es sencilla: este cuarto de siglo de trayectoria alcanzado por la galería Juana Mordó es algo más que el testimonio de un itinerario profesional ejemplar, es todo un mito, parte indisoluble de la mejor historia de la plástica española de este cuarto de siglo.

Figura singular y entrañable, profesional entusiasta e incansable, Juana Mordó dedicó buena parte de su vida a una apuesta por la creación artística más renovadora surgida en nuestro país desde la década de los cincuenta, algo que la memoria suele identificar con los principales protagonistas de nuestra gran generación informalista, pero que un balance más riguroso de su labor revela como algo mucho más flexible que atiende a creadores y tendencias de interés muy diverso.Primero a través de su colaboración con la galería Biosca, ligada a la recuperación del hilo de la modernidad en nuestra posguerra, y desde 1964 desde su propia galería, con la que alcanzaría un sólido y extenso prestigio internacional, Juana Mordó fue siempre un punto esencial de referencia hasta su fallecimiento, aún al pie del cañón, hace ahora cinco años.

Tras la desaparición de la célebre galerista, el Círculo de Bellas Artes nos ofreció ya una primera exposición de homenaje. Se trataba entonces de rendir tributo y evocar al personaje; en esta nueva muestra lo que se evoca es su obra, una obra que sigue su curso con la misma voluntad un lustro después.

Esta exposición de aniversario reúne obras de una selección de los principales artistas ligados a la historia de la galería. No están, por supuesto, presentes todos los nombres significativos que arroja una revisión de su trayectoria. Veinticinco años, temporada a temporada, mes a mes, dan un censo demasiado largo como para reunirlo en un espacio de estas características, con un nivel aceptable de representatividad en las obras.

Pintores seleccionados

Los nombres seleccionados en este caso por los responsables actuales de la galería, dirigida hoy por Helga de Alvear, han sido los de Barjola, Bellver, Bonifacio, Buirgullos, Canogar, Chirino, Julio González, Alberto Greco, José Guerrero, Carmen Laffon, Antonio López, Julio López Hernández, Juan Martínez, Millares, Miró, Mompó, Lucio Muñoz, Angeles Ortiz, Rivera, Rueda, Saura, Serrano, Tápies, Torner, Villalba y Zóbel, entre los españoles.

El arte internacional, a cuya difusión entre nosotros dedicó también una buena parte de su atención Juana Mordó, queda representado aquí por obras de Botero, Hartung, Hockney, Kandinsky y Motherwell. La envergadura e interés de las obras que representan aquí a los distintos artistas no guarda, en todos los casos, idéntico nivel. Son frecuentes las obras de buen formato y nivel de representación, que en ocasiones son incluso piezas históricas, y otras veces, aunque siempre con rigor, su presencia es más bien testimonial. Pero unas y otras cumplen en esencia el objetivo: celebrar, con pleno derecho, esos 25 años a favor del arte.

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