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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un buen padre de familia

Boogie nights es una prolija, virtualmente interminable (152 minutos reales; son muchos más los subjetivos) inmersión en los turbulentos años setenta, una especie de regreso por la puerta de atrás a esa porción entonces pequeña de la producción cinematográfica que era el cine pomo, que se localizaba en San Fernando Valley, en vísperas de convertirse, aliado en el video doméstico, en un inmenso negocio planetario. Pero en realidad lo que el filme propone no es otra cosa que una biografía apenas velada de John Holmes, los 35 centímetros más enhiestos de la historia del priapismo cinematográfico, muerto de sida en 1988 tras una más bien penosa decadencia que incluyó un calvario como adicto y chapero. El filme venía precedido por uno de esos aparentemente imparables boca a boca que lo hacía pieza de escándalo. Pero lo que aquí hay de provocador y subversivo (¡cómo se deterioran las palabras!) parece ser el plano final, que muestra al otrora cantante Wahlberg sacando al aire el objeto de los desvelos ajenos, su portentosa herramienta de orinar (no le pidan al cronista que declare si el artilugio es real). Porque lo que es el resto, con las supuestas orgías, los delirios narcóticos acompañados de una aceleración del ritmo, por aquello de parecer subjetivo, y la supuesta amoralidad del filme no es otra cosa que puro caramelo. Porque de lo que en realidad va la cosa es de un honesto padre putativo, el cineasta Jack (Burt Reynolds, hay que ver lo que le hacen hacer a sus años), que comparte a su amante (Moore, qué hace una chica..., etcétera) con sus "hijos" adoptivos, los protagonistas de las pelis pomo que rueda, entre los que se cuenta Dick / Walliberg. Que les proporciona un digno nivel de vida, una salida a su cósmica ignorancia -Rollergirl / Graham y Dick son dos perfectos residuos incultos del sistema educativo- y una manera de integrarse en la sociedad. Que es capaz, en fin, de perdonar ofensas y volver a cobijar entre sus brazos de padre comprensivo al hijo descarriado después del descenso de éste a los abismos de la droga, la degradación y la muerte.Lo demás tampoco es más excitante. Paul Thomas Anderson, el joven director, se apunta algunos golpes de efecto, como hacer que un mito erótico-hortera de los setenta como Reynolds sea el protagonista en la misma época, o que Wahlberg se marque unos pasos de baile de estética Fiebre del sábado noche, o que, en algunos momentos, la pantalla se divida en tres para seguir la moda de la misma década que hizo de películas como El caso Thomas Crown perfectos ejemplos de lo que no se debe hacer con una pantalla. Todo ello, hay que insistir, en 152 de los más largos, postrantes minutos de los últimos años.

Boogie nights

Dirección y guión: Paul Thomas Anderson. Fotografía: Robert Elswit. Producción: Lloyd Levin, P. T. Anderson, John Lyons y Joanne Sellar. EE UU, 1997. Intérpretes: Mark Wahlberg, Burt Reynolds, Julianne Moore, John Reilly, Alfred Molina, Heather Graharn. Estreno en Madrid: Albufera, Cristal, UGC Cine Cité, Luchana, Gran Vía, Vaguada, Ideal (VOS).

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