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Afeites en lugar de vísceras

Los científicos descubren que cuatro famosas vasijas egipcias del Louvre no contienen los restos del faraón Ramsés II

Los egiptólogos ya tenían sus dudas, pero la ciencia se las ha confirmado. Las cuatro famosas vasijas azules de la colección de egiptología del Museo del Louvre que se pensaba que contenían las vísceras embalsamadas del faraón Ramsés II no contienen otra cosa que productos cosméticos, además bastante posteriores a la muerte del ás famoso de los faraones.

Según los análisis practicados a los canopes (las vasijas en las que se introducían las vísceras de los faraones muertos), análisis de cromatografía y de espectrometría de masa, llevados a cabo por un equipo de químicos dirigido por Jacques Connan, de la Universidad Louis Pasteur de Estrasburgo, la primera de las vasijas contiene un ungüento a base de manteca y de aceite vegetal.

Las cuatro vasijas llevan inscrito el nombre del célebre soberano egipcio, así como invocaciones a los dioses Amón y Mut y han sido consideradas hasta ahora como piezas mayores de la colección de egiptología del Louvre. Sin embargo, además de a los análisis químicos, han sido sometidas a la prueba del carbono 14, que también arroja resultados negativos para los encargados de la sección de Egipto, ya que demuestra que al menos uno de los recipientes data del año 1035 antes de Cristo, mientras que Ramsés II murió en 1213 a.C. Otro de los jarrones es aún más reciente, del 275 a.C.

“Estos resultados ponen fin a una controversia de un siglo”, ha declarado Connan, cuyos trabajos van a ser publicados en la revista especializada Journal of archeological science. Para el investigador, los vasos fueron utilizados para conservar cosméticos en el templo de Ramses II, lo que explicaría la presencia de los ungüentos y de las invocaciones. Después, habrían sido usadas para contener las vísceras de un alto dignatario.

“Las famosas vasijas de cerámica azul no son los canopes de Ramsés II, pero es casi seguro que son recipientes que fueron usados para dos cosas: primero para conservar ungüentos y después para conservar los restos de personas desconocidas”, subraya Connan.

El origen del mito de las cuatro vasijas se remonta a 1906, un año después de la entrada de las cuatro vasijas en la colección del Louvre. Dos estaban intactas y dos habían sido abiertas. En una de ellas, un médico lionés descubrió un paquete de tela de lino en el que se conservaba un corazón embalsamado. Eso y la inscripción de Ramsés sobre la cerámica hicieron deducir que los cuatro recipientes sirvieron para depositar las entrañas del más célebre de los faraones. Sin embargo, las dudas sobre esta tesis empezaron a tomar cuerpo en 1985, al examinar la momia de Ramsés II, que se conserva en el museo de El Cairo, y descubrir que el corazón seguía en su sitio.

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