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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amor, honor y poder

En un par de ocasiones al menos el gran compositor siciliano Salvatore Sciarrino (Palermo, 1947) ha acometido el tema del adulterio y el asesinato por honor, centrándose en Maria de Avalos y su marido, el genial madrigalista Gesualdo de Venosa. Terribile e spaventosa storia del principe di Venosa e della bella Maria es una ópera compuesta para marionetas -pupi- sicilianas. Luci mie traditrici retoma los ecos de la tragedia clásica desde una perspectiva contemporánea. La versión que de esta ópera se estrenó ayer en el teatro de la Zarzuela fue uno de los grandes éxitos del último Festival de Salzburgo. A Madrid ha venido con los mismos cantantes,orquesta -la fabulosa Klangforum de Viena- y los mismos responsables musical y escénico: Beat Furrer y Rebecca Horn. Los responsables de Operadhoy se pueden sentir orgullosos. Los espectadores, desde luego, se lo agradecemos.

LUCI MIE TRADITRICI

De Salvatore Sciarrino. Klangforum Wien. Director musical: Beat Furrer. Dirección escénica: Rebecca Horn. Con Otto Katzameier, Anna Raziejewska, Kai Wessel y Simon Jaunin. Producción del Festival de Salzburgo 2008. Ciclo Operadhoy 2009. Con la colaboración de EL PAÍS. Teatro de la Zarzuela, 5 de junio.

Este espectáculo es un ejemplo modélico de las posibilidades de la ópera. Los códigos lingüísticos cambian respecto a los tradicionales, pero se mantiene la necesidad de la fusión voces / orquesta / escena como criterio básico de funcionamiento. La dramaturgia está marcada por el planteamiento escenográfico de la formidable pintora alemana Rebecca Horn. Su aportación plástica contribuye de una forma decisiva a la interiorización del drama. La música de Sciarrino -excelentemente llevada, con precisión milimétrica y espíritu poético, por Furrer y el Klangforum- asume la tensión teatral desde unos postulados contenidos, susurrantes, de un refinamiento que a veces roza lo perverso. Las voces se integran en el desarrollo de la tragedia evocando en cierto modo el "recitar cantando" monteverdiano o buscando una melodía de nuevo cuño, en parte instrumental, en parte fonética, en parte teniendo a la palabra como sostén fundamental. El espectáculo es fascinante. Deslumbra, conmueve, e invita a la reflexión tanto como al abandono estético. El abanico de sugerencias que desprende es inagotable. No sólo el aficionado a la ópera sin prejuicios puede interesarse por este espectáculo, sino todo el que sienta curiosidad por la cultura en sentido amplio.

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