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Anton Reixa aspira a dar la lata y ser van guardista

El eclecticismo y la innovación del artista gallego aterrizan en Madrid

Ecléctico, vanguardista y heterodoxo, Antón Reixa, a sus 37 años, dice de él mismo: "Solo soy un artista, no tengo otros márgenes". Unos límites, aparentemente, infinitos. Hay una oportunidad única de comprobarlo y conocer a uno de los creadores más rompedores y originales del panorama cultural español. Todo el mes de febrero la Sala Pradillo, de Madrid, ofrece un monográfico sobre el artista gallego, -dos obras de teatro y dos lecturas dramatizadas por él-, además de dos vídeoinstalaciones en la exposición Nordesía del Cuartel de Conde Duque.

El silencio de las xigulas, montaje del grupo vasco Legaleón Teatro, que estará de jueves a domingo hasta el doce de febrero, inició anoche el Monográfico Reixa de la Sala Pradillo de Madrid. La obra ha sido montada a partir de una serie de textos no teatrales del autor vigués.Mañana el propio Antón Reixa ofrecerá la primera de sus lecturas dramatizadas. Si Galicia fuese sólo una foto consiste en un desfile de 33 fotos muy realistas de Xurxo Lobato comentadas por Reixa, con otras tantas historias brevísimas de realismo sucio. El sábado 18 de febrero será su segunda y última intervención en directo con Buscando puta en el diccionario, que Reixa define como "trovadorismo pop" y en el que se incorpora música suya y de Kaki Arkarazo.

Del 16 al 26 de febrero se representará Doberman, texto escrito para Teatro do Morcego, grupo de Pontevedra, con el que. Reixa trabaja. Una obra de humor duro y soterrado: "La ironía para los gallegos es una barricada antropológica que hay que defender, al margen de que ese humor subterráneo es el mejor analgésico para la melancolía", dice este profesor de Lengua y Literatura Gallegas, fundador, a los diecinueve años, del Grupo de Comunicación Poética Rompente, cantante y letrista del grupo Os Resentidos, autor de varios libros, creador de montajes multimedia, director de vídeos dramaturgo, actor y periodista.

Para Reixa es fundamental no renegar de ser vanguardista: "Cada vez hay una mayor leyenda negra sobre la vanguardia..., muchos piensan que un artista es un contribuyente que ha perdido el sentido del ridículo y lo que ocurre es que nos expresamos en voz alta y eso tiene el riesgo de que termines dando la lata, que es a lo que se debe aspirar".

Sobre su obvio y militante eclecticismo afirma: "No sé si es por. dispersión o por convinción, pero también tiene que ver con que lo más parecido a la vida es el caos". Para Reixa sólo hay una manera de que el arte no sea puramente anestésico: "Todo artista debe levantar crónica del caos que, de momento, es lo que hay".

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