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Análisis:Cine
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Árbol cinealógico: 'Los mercenarios'

De Robin Hood a Sam Peckinpah pasando por Charles Bronson, el regreso de Sylvester Stallone al cine de la testosterona rezuma clásicos

Aquí está otra vez, cuando todo el mundo le daba ya la jubilación anticipada va el tipo y se atreve a resucitar a sus dos héroes de siempre, Rambo y Rocky , y -por supuesto- le sale bien.

Ahora Sylvester Stallone amenaza con emboscarnos con su última propuesta: un auténtico conclave del cine de acción llamado Los mercenarios donde se aprietan algunos de los rostros más reputados del cine de tortazo y bofetón.

Pero para seguirle la corriente al hiperanabolizado e hipermineralizado Stallone es necesario seguir algunas pistas.

1) Parece mentira pero el tipo de cine que ha subido a Stallone hasta el altar de la violencia cinematográfica no existiría si en 1903 un hombre llamado Edwin S.Porter no hubiera visualizado un asalto a un tren cuando el séptimo arte aún no le había dado por hablar y los disparos eran en blanco y negro. Porte fue el primero en probar que aquel género encajaba bien con el cine... vale, también era un western.

2) Podríamos nombrar a Douglas Fairbanks y sus exhibiciones de capa y espada pero seguro que algunos se sentirían ofendidos de citarlo como pista para llegar hasta Stallone. Aún así lo cierto es que hasta 1930 fue el más osado, el que más profundizo en el lado más físico de la acción clásica: mosquetero, pirata y ladrón. Probablemente Fairbanks tampoco le hubiera cogido el gusto a la comparación.

3) El relevo de Fairbanks lo cogió Errol Flynn, aquel hombre de quien corrían oscuros rumores sobre su vida personal pero que arrastraba el gentío a sus películas como si les fuera la vida en ello. A Flynn le dio tiempo a repasar con actitud guerrera todos los éxitos de Fairbanks (incluyendo a Robin Hood, un Rambo con mallas, ejem) y además añadir a su currículum cosas como Objetivo Birmanía , aquel fresco bélico a sangre y fuego firmado por Raoul Walsh.

4) En los 60' aparecen dos géneros condenados a entenderse, el western de nuevo cuño (con el maestro Sam Peckinpah al frente) y el cine bélico de fusil y cañón y "primero disparo y luego pregunto", ambos comparten mala leche y repartos y así surgen clásicos como Los violentos de Kelly, Los doce del patíbulo, Grupo Salvaje o Mayor Dundee. Nombres como los de Robert Aldrich, Bryan G. Hutton, Andrew V. McLaglen, o el mismísimo John Sturges se destapan con películas de acción áspera y seca con toques autoparódicos. La llegada de Steve McQueen, inmenso en La gran evasión, y Clint Eastwood (su personaje en El desafío de las águilas llega a rivalizar con el propio Schwarzenegger en Comando) empieza a vislumbrar la llegada de un héroe de acción de gatillo fácil y tozudez solitaria, el one-man-army (ejercito de un solo hombre). También podemos citar Patos Salvajes, aquella película con Richard Burton o Roger Moore, cuya visión política podemos calificar de "curiosa" o "delirante" pero que podría ser un referente inevitable para Los mercenarios.

5) Charles Bronson , que ya había asomado la jeta a finales de los 60' se convierte a mediados de los 70' en el justiciero integral, un hombre sin piedad y sin manías: Yo soy la justicia o Mr. Majestik son sus piedras de toque. La figura del vigilante se apodera de la gran pantalla generando infinidad de secuelas y similares. El rostro de Bronson es inescrutable, rocoso, una especie de Peñón de Gibraltar andante. El vecino ideal si uno vive en un barrio conflictivo. Por otro lado aparece Bruce Lee, que con Operación Dragón se reivindica como un grande. Lástima que la muerte le visitara mucho antes de lo previsto.

6) Los 80' sirven para que los héroes de acción crezcan como setas: el público pide caña. Arnold Schwarzenegger, Jean Claude Van-Damme, Steven Seagal. Además, la escuela de Hong Kong irrumpe en escena como un elefante en una cacharrería y de repente la violencia puede ser bella: Thomas de Quincey se sentiría orgulloso. La acción se convierte en la piedra angular del séptimo arte y entre la gran pantalla y el VHS aquello parece una monumental mina de oro. En 1982 llega Rambo, John Rambo. El buen John llega de Vietnam y se encuentra con un montón de incomprensión así que cuando un sheriff se pasa de la raya decide declarar la guerra él solito a todo el pueblo. El mundo se enamoró de aquel actor/soldado: Sylvester Stallone.

7) A finales de los 80' brillan John Mc Tiernan con su Jungla de cristal, una revisitación del anti-héroe (descubrimiento de otro ícono del mundillo, Bruce Willis) con villano europeo; y Richard Donner, que arranca una de las sagas más célebres del género: Arma Letal (que llega hasta 1998). En los 90' aparece un nombre imprescindible para los amantes de la violencia con sonrisa, Quentin Tarantino. El ex dependiente de videoclub, una enciclopedia con patas, tiene un túrmix que mezcla -entre otras muchas cosas- la cultura popera, el cine asiático, los clásicos de serie B, las dobleces del blanco y negro y su propia pluma. Primero llega Reservoir dogs y luego Pulp Fiction. A partir de entonces Tarantino se convierte en el referente universal influenciando a su vez a sus propios referentes.

8) Matt Damon reparte hostias como panes en la trilogía de Bourne, una esplendida vuelta de tuerca a la elegancia de James Bond. Mientras tanto Jason Statham encabeza la nueva oleada de tipos duros que trata de hacerse un hueco en el corazón del aficionado, con The transporter y Crank está a solo de un click de conseguirlo.

9) No nos olvidemos de James Bond, que a pesar de la aparente quiebra de la dueña de sus derechos (Metro Goldwyn Mayer), que podría retrasar hasta un lustro la próxima entrega de la saga, sigue siendo un referente en mayúsculas de cómo cambian, mutan y se pervierten los códigos del género. Bond, que quede claro, come aparte.

10) Steven Seagal está mayor; Van Damme ya no es lo que era; Chuck Norris se dedica a la política; Bruce Willis se ha reinventado una docena de veces; Clint Eastwood es un tipo sensible y un director maravilloso; Schwarzenegger es el Governator; pero un pequeño grupo resiste ahora y siempre al invasor. Los que resisten, incluyendo al maestro Jet Li (un ídolo perpetuo en Hong Kong) y al remozado Mickey Rourke se han agrupado entorno a Stallone, que contra todos los elementos no se plantea la retirada y huye hacia delante armado hasta los dientes. La acción sigue llevando el nombre de Sly, esta vez de juerga bélica en una república bananera que podría ser Venezuela o bien... Venezuela. Los mercenarios es todo lo mencionado y más, un pupurri que debe contemplarse con paladar entrenado y mente abierta: un monstruo de mil patas que hay que ver en un cine a un volumen extremadamente alto. ¿La herencia de Stallone? Él dice que no, que quiere aún más... ay.

P.D.: Los mercenarios ni siquiera hubiera podido ser concebida sino fuera por Richard Brooks y su obra maestra de 1966, Los profesionales. Burt Lancaster, Robert Ryan, Jack Palance y Lee Marvin. Nunca ha habido, hubo, ni habrá un tipo como Marvin. El hombre más duro de la historia de cine, puro hormigón fílmico. "¿Cuál es la proposición?" le preguntaba una de sus compinches en la película. "No perderás los pantalones... la vida quizás. ¿Pero y que es eso al fin y al cabo?" le contestaba Rico, el personaje de Marvin en la película. Lo dicho, puro hormigón.

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