La filosofía del perdedor
Especializado en dar vida a personajes marginales, el polifacético Steve Buscemi es conocido por su trabajo como actor con directores como Jim Jarmush, Quentin Tarantino, Joel Coen, Alexandre Rockwell, es decir algunos de los nombres más famosos del actual cine independiente norteamericano.A la hora de pasar al otro lado de la cámara y convertirse en guionista y director de Una última copa, su primera película, Steve Buscemi ha seguido por el mismo camino y ha creado al más desgarrado, marginal y perdedor de los personajes interpretados por él.
Su particular filosofía del perdedor, algo no muy frecuente en el cine norteamericano actual, aparece expuesto con habilidad en Una última copa, no muy afortunado título castellano que esconde al original norteamericano Trees Lounge, que es el nombre del bar al que acude el protagonista cada vez con más frecuencia y en el que queda atrapado.
Trees Lounge
Director y guionista: Steve Buscemi. Fotografía: Lisa Rinzler. Estados Unidos, 1997. Intérpretes: Steve Buscemi, Chloe Sevigny, Mark Boone Jr. Estreno en Madrid: Princesa, Renoir (Cuatro Caminos)
En su calidad de guionista, director y protagonista absoluto, Steve Buscemi hace un dibujo realista de un mecánico sin trabajo, cuya novia embarazada se va con su mejor amigo, que para sobrevivir se ve obligado a conducir el viejo camión de helados de su tío, tiene una aventura sentimental con una adolescente de duras consecuencias y acaba convertido en el borracho del bar de la esquina.
Dirigida con la osadía de un debutante que ha aprendido mucho de los diferentes directores con quienes ha trabajado, Buscemi construye su primera película a base de largas escenas, llenas de diálogo, donde la improvisación parece jugar una baza bastante importante dentro del resultado final.
A pesar de lo bien realizada que está la película, el trabajo de Buscemi se resiente de un claro problema de estructura dramática. La historia de Una última copa tarda tanto en arrancar, que lo hace cuando parece que se va a limitar a recrear unos personajes y un ambiente, por lo que el conjunto aparece un tanto desequilibrado.
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