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Bebo y Chucho Valdés, maestro y alumno en el Teatro Real de Madrid

Los pianistas cubanos presentaron 'Juntos para siempre'

Bebo y Chucho Valdés, anoche en el Teatro Real de Madrid
Bebo y Chucho Valdés, anoche en el Teatro Real de MadridEFE

Con el escenario del Teatro Real de Madrid transformado en un íntimo café, Bebo y Chucho Valdés, maestro y alumno aventajado, unieron anoche su virtuosismo tras las teclas de dos pianos de cola en un emotivo repaso al son cubano, el jazz y los temas propios que forman su álbum Juntos para siempre.

El pasado 9 de octubre, ambos celebraban su cumpleaños, el padre, Bebo, cumplía 90 años, y el hijo, Chucho, 67, una ocasión para rendirse un homenaje mutuo en forma de canciones, las que anoche sonaron ante un público que escuchaba las notas del piano sin atreverse a romper un silencio cargado de respeto y admiración.

En el escenario, donde sólo faltaba el humo para recrear el ambiente de la película de 1942 y dirigida por Michael Curtiz, Casablanca, Chucho y Bebo se sentaban frente a frente, pero, lejos de tocar con actitud desafiante, su recital fue un auténtico diálogo, un abrazo entre dos generaciones separadas durante muchos años y unidas gracias al piano.

Durante dos horas de concierto, se escucharon los temas de Juntos para siempre a dos pianos, es decir, clásicos cubanos como Tres palabras, La gloria eres tú o Sabor a mí, y temas propios como Descarga Valdés o La rareza del siglo.

La complicidad entre ambos intérpretes era palpable a través de sus miradas y sus sonrisas. Por momentos parecía que ambos estuvieran tocando en el salón de su casa, aquel donde Chucho comenzaba a imitar a su padre con tan sólo tres o cuatro años.

Dentro de esta esfera familiar, Bebo se sirvió de su piano para tocar el cumpleaños feliz a la esposa del cineasta Fernando Trueba -ambos sentados entre el público-, y que el músico presentaba como "una familia que ha hecho muchas cosas por mí".

Asimismo, Chucho sustituía el tema Preludio para Bebo, incluido en Juntos para siempre, por Caridad Amaro, la composición dedicada a su abuela, madre de Bebo, recogida precisamente en la película Calle 54 de Trueba. "Ella me dijo que su sueño era vernos tocar juntos en un recital y que, aunque ese día no estuviera físicamente, estaría espiritualmente", resaltaba Chucho.

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