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John Le Carré rompe las normas narrativas del espionaje en su nueva novela

"El sastre de Panamá" es una sátira de los espías m el caos de las relaciones mundiales

El esquivo novelista británico John Le Carré ha asomado brevemente a la luz pública en los últimos días con motivo de la publicación de su nuevo libro, El sastre de Panamá (The tailor of Panama), en Estados Unidos. En su más reciente revisión del género de espionaje, Le Carré, de 65 años, ha recibido muy buenas críticas, pero también se ha visto involucrado e n una pequeña controversia al verse obligado, a contestar a una velada acusación de antisemitismo por parte de un, comentarista. "Me han lanzado muchos tomates, pero éste no da en la diana", dijo Le Carré.

En un reportaje crítico publicado en el último suplemento de libros de The New York Times, el escritor; Norman Rush escribió que Harry Pendel, como se llama el protagonista de El sastre de Panamá, es "una nueva encarnación literaria de Judas" y que le disgusta el hecho de que, en la novela, el tío de ese personaje hubiera sido un sastre que trabajó para los nazis. En una conferencia de presentación del libro que se celebró en Nueva York el pasado domingo, Le Carré interrumpió la lectura de un pasaje para tachar al periódico neoyorquino de irresponsable por haber publicado esa reseña, y luego añadió: "Mis antecedentes están limpios", refiriéndose a una velada acusación de antisemitismo.El sastre de Panamá, que Plaza y Janés publicará en diciembre, en España, se desarrolla en ese país centroamericano en 1999, el año en que debe entrar en vigor el tratado de devolución del canal a los panameños por parte de Estados Unidos. Pendel es un sastre emigrado desde Londres cuyos contactos con la aristocracia del país animan al servicio secreto británico a con tratarle cómo espía para pasar información sobre una supuesta conspiración de sabotaje a dicho tratado, Pero tal plan no existe, y Pendel, haciendo uso de su imaginación, se ve obligado a inventar las pistas que proporciona a los británicos para que éstos las devoren con fruición. The New York Times dice que la novela es una "violación" de "casi todas las convenciones de la narrativa de espionaje ( ... ). No hay espías, no hay, espionaje y no hay, secretos". Sin embargo, ningún crítico ha considerado esto como un fallo, sino como un entretenido recurso de sátira para comentar el caos de las relaciones internacionales en nuestros días, años después del fin de la guerra fría, el escenario en que mejor se desenvolvía el escritor."John Le Carré ha utilizado todas las variaciones imaginables sobre los temas del espionaje y la traición", escribe Paul Gray en Time."Pero [en su nuevo libro] demuestra que conoce algunos trucos más de los que ha revelado hasta ahora". "Le Carré está en plena forma construyendo esta historia de espías sobre la creación de una historia de espías, un mundo de espejos en donde los engañados y los engañadores son difíciles de diferenciar", añade este comentarista. También se han señalado losgrandes paralelismos entre El sastre de Panamá y la novela de Graham Greene Nuestro hombre en La Habana, un homenaje que - el propio Le Carré no ha perdido el tiempo en negar. En una entrevista promocional distribuida por su editor americano, Random. House, el autor de Un espía perfecto, La Casa Rusia y Calderero, sastre, soldado, espía ha afirmado que "un buen escritor no es un experto en nada excepto en sí mismo. Y en ese tema, si es sabio, se calla la boca". "Nada de lo que escribo es auténtico. Es el material de los sueños, no de la realidad. Sin embargo, los medios , de comunicación me tratan como si yo escribiera guías prácticas de espionaje. Hasta cierto punto me siento elogiado porque mis fabulaciones se tomen tan en serio, pero, también me desprecio a mismo en el falso papel de guru, pues no tiene relación con quien soy ni lo que, hago (...). Los artistas simulan. No son auténticos. Son espías. Y yo no soy una excepción".

Nacido en Poole (Inglaterra), David John Moore CornweIl, como en realidad se llama, estudió en la Universidad de Oxford y posteriormente fue profesor en Eton. Su tercera novela, El espía que llegó del frío, le lanzó a la y le convirtió en un nombre inseparable del género de la novela de espías de la guerra fría. Sobre su conexión con el verdadero mundo del espionaje, Le Carré ha dicho: "Soy un escritor que de joven pasé unos años poco efectivos, pero muy formativos, en el servicio de espionaje británico. Aparte (...), aparte de espiar, he vendido toallas, me he divorciado, he lavado elefantes, me he escapado de la escuela, y he destruido a un rebaño de ovejas, galesas con un proyectil de 25 libras porque fui demasiado estúpido para entender las instrucciones de tiro de mi superior".

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