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Cambridge ofreció trabajo a Machado antes de que muriera

Ginés Donaire

Antonio Machado murió rodeado de frío y miseria. La suya fue una de esas muertes que confirman las peores pesadillas. Y falleció cuando había una luz de esperanza que el poeta nunca percibió. Al día siguiente de ser enterrado, llegó una carta procedente de la Universidad de Cambridge. El viejo templo de la sabiduría inglesa ofrecía a Machado un puesto en su rectorado.

El autor de Campos de Castilla murió sin saberlo. Por cuestión de días podía haber pasado de la pobreza y la derrota a la tranquilidad de un campus británico, lejos de los estertores de una Guerra Civil que destruyó la vida de miles de personas. Esta revelación la hizo pública el pasado martes la creadora de la Fundación Antonio Machado de Collioure (Francia), Monique Alonso, en la Semana Machadiana en Baeza (Jaén).

En enero de 1939, la frontera hispano-francesa era testigo del éxodo de miles de republicanos que huían del avance de las tropas rebeldes. Entre los derrotados estaba Machado, que llegó con muchas penalidades hasta la pequeña localidad de Collioure acompañado de su madre, Ana Ruiz, su hermano José y su cuñada Matea Monedero.

El poeta sevillano tenía 64 años y estaba enfermo. Se hospedó con su familia en el hotel Bougnol-Quintana, que se convirtió en su último lecho. El agravamiento de la neumonía le causó la muerte el 22 de febrero. Tres días después lo hizo su madre, de 88 años e inválida.

Compra del hotel

Ahora, el Ayuntamiento de Collioure negocia la compra del hotel Bougnol-Quintana (cerrado desde hace años) con la intención de convertirlo en museo del poeta español, según señaló Monique Alonso, en la Semana Machadiana, con la que se conmemora el 71º aniversario de su muerte. "La operación está casi cerrada", agregó Alonso, que destacó que la habitación en la que murió Machado, con vistas al mar, se conserva casi intacta.

Alonso aportó la carta enviada a Machado por la Universidad de Cambridge y que llegó demasiado tarde: al día siguiente de ser enterrado. "Se murió sin conocer este ofrecimiento", evocó Alonso en Baeza, donde Machado trabajó siete años como catedrático de francés en el instituto Santísima Trinidad.

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