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52ª EDICIÓN DE LA SEMINCI

Camus disecciona el cáncer de la especulación

La Semana Internacional de Cine, que encaró ayer su recta final, acogió la proyección de la película El prado de las estrellas, última realización de Mario Camus (Santander, 1935). La película es un retrato de la vida cotidiana que ahonda en la crítica social con todo lo relacionado con la especulación urbanística. Una crítica social que, en el caso de Mario Camus, evoca irremediablemente los ecos de la que muchos consideran su obra maestra: Los santos inocentes.

"La humildad es la única sabiduría que podemos adquirir", afirma el director
"Hablo de los problemas que sufre el campo por la globalización"

Su última apuesta es una historia basada en la humildad y en sentimientos como el amor y la avaricia, encarnada en unos personajes que aspiran a convertir en realidad sus pequeñas ilusiones. Con un reparto que cuenta con nombres como Álvaro de Luna o José Manuel Cerviño, El prado de las estrellas vuelve a recordar a los espectadores que el buen cine bebe de lo cotidiano.

La ilusión y el afán de superación giran en torno a lo que acontece a Martín (Óscar Abad), un ciclista adoptado como pupilo de Alfonso (interpretado por Álvaro de Luna), un jubilado que decide hacer de éste un gran campeón y una buena persona.

El hecho de que El prado de las estrellas haya sido rodada casi íntegramente en Cantabria sirvió a Camus, tal y como él mismo explicó ayer en Valladolid, para afirmar que "el territorio forma parte" de su vida, y subrayar que también ha pretendido ahondar en los problemas que sufre el campo por "la economía de mercado, la globalización, la especulación y el afán que tienen algunos de controlar a la gente convirtiéndola en robots".

El jubilado que encarna Álvaro de Luna sirve al realizador de La colmena para armar un guión en el que aparecen reflejadas muchas de sus pasiones, como el ciclismo, tan aquejado ahora de la "leyenda negra" del dopaje. Aunque el propio Camus admitió que ésa no había sido precisamente su obsesión: "No me paré a pensar en los problemas actuales de este deporte, en ese tema reparé tiempo después".

Una de las apuestas más arriesgadas del director fue elegir a una joven promesa del ciclismo español para el papel de Martín en vez de decantarse por un actor profesional, aunque Óscar Abad sorprende tanto al público como a sus compañeros, que no dudaron en alabar su trabajo.

La última obra de Camus no está exenta de crítica social. El director habla sobre la soledad de los ancianos, sobre los problemas de la economía rural y sobre la voracidad inmobiliaria. "No pretendo denunciar el vuelco

de la economía rural de Cantabria a raíz de la globalización, pero sí reflexionar acerca de esa realidad", confesó el director.

Al final de la proyección de ayer en la Seminci de Valladolid, el director cántabro, flanqueado por los principales actores de su película, reveló algunos de los secretos del guión. Por ejemplo, la necesidad que tiene de encontrar una cita literaria antes de ponerse a escribir. En este caso se inclinó por unos versos de T.S. Eliot -"la humildad es la única sabiduría que podemos adquirir"- que el propio Camus no esperaba encontrar. "A la hora de escoger citas busco la síntesis del resumen, la actitud de la historia", afirmó el director de El prado de las estrellas.

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