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Reportaje:

Canto diáfano, voz elegante

'Duelo' entre Marianne Faithfull y Rokia Traoré en La Mar de Músicas

Una africana treintañera y una europea sesentona. Pasado con presente y presente con futuro: la maliense es una gozosa realidad; la británica, una tenaz superviviente. Las dos actuaron bajo las palmeras del Parque de Artillería: Rokia Traoré, que vive a caballo entre Bamako y París, apareció con el pelo cortado al dos, camisetita de tirantes y pantalón de tela fina de un blanco inmaculado que contrastaba con la oscuridad de su piel; Marianne Faithfull, que alterna París con Irlanda, vestía pantalón de cuero negro y corpiño del mismo color que resaltaba su tez blanquecina y su media melena rubia.

En el canto diáfano de la maliense se encuentra la huella de una tradición vocal única. Pero Rokia Traoré, en la que algunos quisieron ver a una Tracy Chapman bambara o una Suzanne Vega malinké, escapa a los estereotipos. Las notas rítmicamente obsesivas de Zen no andan lejos de Come as you are, de Kurt Cobain. Y es un afortunado hallazgo ese n'goni -diminuto laúd rudimentario- con el que se acompaña en The man I love, de los Gershwin, dedicada a la gran Billie Holiday. Justo después se colgó una guitarra eléctrica de caja grande, una de esas viejas Gretsch, para adentrarse por caminos desbrozados por su maestro, el fallecido Ali Farka Touré. De movimientos felinos, la maliense de 35 años es tan elegante en el porte como en su actitud vital y sus compromisos sociales.

La maliense, de 35 años, es reflejo y promesa de una nueva África
La londinense es espejo de una vieja (y nostálgica) Europa

Marianne Faithfull ha sido la convincente protagonista de Irina Palm, la novia juvenil de Mick Jagger y un símbolo sexual del swinging London: la mujer que lo tenía todo para convertirse en un fiambre más del rock. Un buen septeto la arropa en su actual gira en la que interpreta con voz rota, espectral, trabajada a conciencia por la vida, canciones como Children of stone, The ballad of Lucy Jordan, y, de Jagger y Richards, Sister morphine -ella habría escrito la letra- o As tears go by.

De su espectáculo brechtiano llegaron las notas de Mac The Knife, que ella escuchó apoyada en el respaldo de un taburete alto, y sirvieron de prólogo instrumental a In Germany before the war, una inquietante composición de Randy Newman. Y lo hizo todo con ese aire de he vivido mucho y estoy aquí para contarlo.

La música de Rokia Traoré es reflejo y promesa de una nueva África; la de Marianne Faithfull, espejo de una vieja (y nostálgica) Europa. Si Faithfull cuenta en su último disco con Nick Cave, Rufus Wainwrigth o Antony Hegarty, Traoré ha trabajado con el Kronos Quartet y acaba de participar con la Orquesta de jazz de Francia en un homenaje a Robert Wyatt. A la mañana siguiente de su actuación, Rokia Traoré estaba en la recepción del hotel ocupándose de su hijo como una madre más. Unas plantas más arriba descansaba Marianne Faithfull, que tiene dos nietos, y se toma el escenario como una terapia. La londinense asegura que le gusta cantar donde la quieren. Así que del público de La Mar de Músicas no tendrá queja. La última frase de la canción con la que se despidió sonaba irónicamente premonitoria: "por favor, mándame a casa antes de que la palme".

La inglesa Marianne Faithfull durante su actuación en La Mar de Músicas.
La inglesa Marianne Faithfull durante su actuación en La Mar de Músicas.EFE
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