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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Chucho y Bebo Valdés acercan el jazz y el son cubano en Madrid

Lleno absoluto en el Conde Duque para admirar por primera vez en gira a los dos pianistas, padre e hijo

Con las entradas agotadas desde hace varios días, Chucho y Bebo Valdés ofrecieron anoche en el Conde Duque su mejor música a un público que aplaudió desde los primeros acordes hasta el último minuto del concierto. Antes de que sonara una sola nota, el público regaló a Chucho el primer aplauso, en lo que sería un anticipo de los muchos que se escucharían a lo largo de la noche.

El espectáculo dio comienzo con una improvisación sobre el tema A kiss is just a kiss, de Louis Amstrong, en el que Chucho y sus músicos fusionaron sin complejos estilos tan distintos como jazz, blues, habaneras e incluso melodías tan dispares como nocturnos de Chopin y pasodobles.

El cuarteto de Chucho, formado por Juan Carlos Rojas en la batería, Lázaro Rivero en el contrabajo, y Yaroldy Abreu en la percusión, se encargó de completar y enriquecer las imaginativas melodías que el cubano sacaba de las teclas de su piano.

Reunión familiar

El segundo tema de la noche, que Chucho tocó en solitario al piano, fue un homenaje a su padre, un tema que "tiene doble amor, de músico a músico y de hijo a padre". El pianista continuó haciendo gala de su versatilidad y capacidad de improvisación, con una melodía barroca que transformó en el Bolero del impresionista Ravel y que mezcló, a continuación, con La mar, de Debussy, una combinación que arrancó los aplausos de un público fascinado.

Llegó entonces el momento de que los músicos sacaran a relucir su virtuosismo, empezando por el batería, Juan Carlos Rojas, quien hizo gala de su rítmica, con un solo que mantuvo la atención de los asistentes durante minutos y les arrancó una entusiasta ovación. A continuación, Chucho lanzó un reto musical a su percusionista, quien tuvo que imitar con sus cuatro congas las melodías que el pianista proponía, en una combinación de músicas tan diferentes como la Marcha Turca de Mozart y La pantera rosa, que hizo reír a carcajadas a la audiencia, en uno de los mejores momentos de la velada.

Otro miembro de la familia subió al escenario del Conde Duque: Mayra Caridad, hija y hermana, para poner su voz fuerte y envolvente a los populares temas San José y Tres palabras. Para completar la reunión, Bebo salió al fin al escenario en medio de un cálido aplauso que demostró la expectación y el cariño del público madrileño. Bebo agradeció la entrañable acogida tocando en solitario, en medio de un silencio absoluto, dos temas que envolvieron el recinto en una atmósfera mágica.

Ovación final

Hacia el final del concierto, los Valdés intentaron irse del escenario sin conseguirlo, ya que el entregado público pidió los bises con una avalancha de aplausos y zapateos que hizo temblar las gradas del Conde Duque y obligó a los músicos a volver a tomar sus instrumentos.

Juntos, padre e hijo improvisaron sobre el célebre Lágrimas Negras, con un diálogo entre pianos que, de nuevo, dejó en silencio a los asistentes y arrancó el mayor aplauso de la noche.

Al cabo de dos horas ininterrumpidas de música, emociones e incontables aplausos, los Valdés y sus músicos se despidieron de un público que disfrutó y supo mostrar su agradecimiento al arte que se desplegó en el escenario.

El concierto de hoy ha sido el penúltimo de la gira que Bebo y Chucho comenzaron en Canarias el pasado 5 de julio y concluirá el sábado en La Granja de San Ildefonso

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