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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuidada reconstrucción histórica

Desde finales de los años sesenta (después de Mayo del 68) y hasta mediados de los setenta se pone de moda un cine claramente político. A pesar de realizarse dos décadas después, la producción Daens, el gran éxito del cine belga en 1992, está directamente emparentada con este tipo de cine político.Ambientada a finales del siglo XIX, en la localidad belga de Aalst, y basada en la novela de Louis-Paul Boon (1912-1979), Daens narra los años más accidentados de la vida del sacerdote Adolf Daens (1893-1907), aquellos en que se dedica a la política activa, sin abandonar su trabajo sacerdotal.

Daens denuncia la miseria de hombres, mujeres y niños que trabajan 13 horas diarias en condiciones infrahumanas en las fábricas textiles de Aalst. Daens logra ser elegido diputado y sentar las bases de una especie de partido demócrata cristiano. Pero esto sienta tan mal a los miembros del reaccionario partido católico que consiguen que el padre Daens deje de ser diputado y también sacerdote.

Daens

Director: Stijn Connix. Guionistas: François Chevallier, Stijn Connix. Fotografía: Walther Vanden Ende. Música: Dirk Brosse, Bélgica, 1992. Intérpretes: Jan Decleir, Gerard Desasthe. Estreno en Madrid: Roxy B, Renoir (V. O.).

Con todos estos elementos, bien ordenados en un sobrio, claro y explicativo guión de François Chevallier y del propio Stijn Connix, se hace un gran fresco popular de múltiples personaje! con la necesaria carga política. A pesar de que sólo es su tercera película como director, logra un relato eficaz y con fuerza que entremezcla bien la reconstrucción. de una época con el desarrollo de los años más activos de la vida de un personaje histórico.

Esto se debe también tanto a una cuidadísima ambientación como a la buena fotografía de Walther Vanden Ende. Sin olvidar a un amplio reparto, a cuya cabeza se sitúan Jean Decleir, que da vida al padre Daens, y Gerard Desasthe, que encama a su principal oponente político.

A pesar de todo esto, de ser una cara producción bilingüe donde los oprimidos hablan flamenco y los opresores francés, de tener escenas de gran eficacia dramática, el resultado es demasiado largo. Tanto por los 135 minutos de duración, como porque el protagonista no tiene tonalidades heroicas, sino de simple sacerdote progresista de su tiempo. A Connix le falta cierto poder de síntesis.

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