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Reportaje:

Curso acelerado de cultura basura

John Waters, gurú 'underground', monologa en Madrid sobre cine, literatura y música

Se le considera el Papa de la basura y, sin duda, es el mayor esteta con el que ha contado el mal gusto para trascender sus límites objetivos y convertirse en tendencia cool. Figura clave del cine underground, John Waters (Baltimore, 1946) forjó un star system alternativo que tuvo en la dionisíaca belleza trans de Divine a su particular Marilyn Monroe, le dio a la coprofagia un lugar eterno en el imaginario cinematográfico a través de la escena final de su insuperable Pink flamingos (1972) y, poco a poco, logró intoxicar la cultura mainstream con su particular, sofisticado, pero también benigno, purísimo y purificador sentido de la perversión estética.

De los descampados más infectos de Baltimore a los teatros de Broadway, John Waters ha desarrollado una irreprochable trayectoria como cineasta, escritor, artista, ideólogo y activista por los derechos de la comunidad homosexual. Ha pasado de ser percibido como el chico más malo tras una cámara a ser considerado casi un humanista de lo atroz, toda una autoridad moral a la que conviene, por lo menos, escuchar cuando reivindica a Pia Zadora como una de sus actrices favoritas o cuando confiesa que Leslie Van Houten, exmiembro del clan Manson que aún cumple condena por robo, conspiración y los asesinatos de Leno y Rosemary LaBianca, es su mejor amiga.

"No intento provocar sino sorprender; es idiota ir de 'enfant terrible' con 65 años"

Mascarón de proa del festival Rizoma, Waters llegará este jueves a Madrid para ofrecer una única actuación de su monólogo This filthy world en el teatro Lara: "Hablo de películas, del mal gusto, la religión, los discos de versiones y todas y cada una de mis obsesiones", señala, "pero el gran tema que le da coherencia a todo es el de contarle al público cómo puede alcanzar la felicidad a través de la celebración neurótica de lo inmundo. La cultura basura es el instrumento que te permite disfrutar de cualquier cosa sin necesidad de juzgarla. Lo que no me gusta es que el público se sienta por encima del objeto basura en cuestión: es cuestión de celebrar la diferencia, no de burlarse de ella".

Jeff Garlin, el mánager de Larry David en la serie Curb your enthusiasm, capturó una representación del monólogo en Nueva York en un documental de 2006, pero la oportunidad de contemplar a Waters en vivo y en directo es algo que no admite sucedáneos.

Además, con motivo de la visita de John Waters a España, Anagrama ha lanzado al mercado la reedición de Majareta, su obra maestra del ensayismo pop en la que, entre otras cosas, disecciona con afilado bisturí la película ¡Dios te salve, María! (1985), de Jean-Luc Godard; reivindica la figura del coloso de la serie B William Castle y detalla las 101 cosas que odia (de la American Express a Bob Dylan, pasando por El hobbit, los amish, el cine clásico y la lechuga congelada). Sigue, no obstante, inédito su fundamental libro Shock Value y no estaría de más que alguien tradujese el reciente Role models (2010), donde el autor reivindica a todos aquellos referentes que le han dado "valor para ser quien soy". La primera elección no puede ser más sorprendente: Johnny Mathis, a quien el cineasta considera, en efecto, un modelo a seguir, pero también su perfecta antítesis. "Cuando imparto algún curso en penitenciarías", rememora Waters, "les propongo a los presos un ejercicio psicológico muy interesante: que piensen en el tipo de persona más opuesta a ellos y que intenten interpretar ese papel. Hay durísimos ángeles del infierno que se ponen a encarnar a delicadas damiselas y otras caracterizaciones de choque. Es lo mismo que yo intento hacer en el capítulo dedicado a Johnny Mathis: él encarna el éxito inmediato, fue un cantante negro que hacía baladas románticas escuchadas por mujeres blancas y que, según dice, nunca sufrió la presión del racismo. Vivió un tipo de éxito inmediato y nada conflictivo. Mi madre nunca creyó que yo pudiese alcanzar esa forma de éxito. En el fondo, siempre he sido un escritor antes que un cineasta: lo que me gusta es indagar en las maneras de ver las cosas y de percibir a las personas".

"Curiosamente", prosigue, "mis lectores se han sentido más escandalizados cuando escribí que el transporte público de San Francisco me parecía bien que cuando defiendo a Leslie, que es mi amiga del alma y, sí, hizo algo horrible a los 17 años bajo el influjo de Charles Manson, que utilizaba maneras de proxeneta para lavar el cerebro a jóvenes hippies. Yo no intento provocar, sino sorprender. No estoy enfadado con nadie. Ya no soy el joven airado que hizo Multiple maniacs (1970). Me parece idiota ir de provocador enfant terrible a los 65 años", explica John Waters, quien lleva largos años intentando levantar el proyecto de su nueva película, Fruitcake, que pertenecería "al único género de Hollywood que todavía no he satirizado: la película navideña para niños de 12 años".

Pero en la actual industria del cine americano ya no parece haber lugar para pequeñas películas independientes de bajo presupuesto: "Como en Hollywood ya no se pueden hacer películas de culto, espero algún día convertirme, por lo menos, en líder de una secta de culto, porque así, acogiéndome a lo religioso, no pagaría impuestos".

El cineasta y escritor estadounidense John Waters, autor del monólogo <i>This filthy world.</i>
El cineasta y escritor estadounidense John Waters, autor del monólogo This filthy world.GREG GORMAN

Maldito y estrella

- Debutó como director en 1964 con el corto Hag in

a black leather jacket.

- En 1969 dirigió a Divine por primera vez en Mondo trasho. En 1972 ambos se lanzaron al fenómeno de masas con Pink flamingos.

- Su película Hairspray llegó

a los escenarios en forma de musical en Broadway. Ganó ocho premios Tony en 2003 incluido el de mejor musical.

- Colabora en publicaciones como Rolling Stone, Vogue, Vanity Fair, American Film y New York Times Book Review.

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