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LA SEMANA EN POP

Diferentes

Lo son entre ellos y también con respecto al férreo patrón establecido por el negocio del pop. Pero es bueno que lo sean. En este adocenado fin de siglo, sólo el descubrimiento de atractivas diferencias puede invitarnos a la excitación. Lo demás es un mar de aburrimiento o un océano de ausencia de interés. Cosa sabida.Diferente es Malcom Searpa. Cantautor eléctrico y rockero de raíz valenciana, aunque compone y canta sólo en inglés. Su directo es mágico, ensoñador y un puntito psicodélico. Su música, en trío, te saca de este mundo acre y ocre, transportándote a un lejano paraíso, repleto de sensibilidad y humor. Una especie de isla tropical, que no viene en los mapas, para uso y disfrute de los pocos y sabios que se dejan conducir hasta ella.

Diferente es el vozarrón de Brad Roberts, el cantante de los Crash Test Dummies. Lo mismo que los textos de sus canciones, preñadas de dudas filosóficas. ¿Puede la metafísica aspirar a los puestos privilegiados de las listas de éxitos? Hombre, no es como para poner la mano en el fuego por ello, pero estos canadienses han hincado su pica en el Flandes del mercado americano y tienen toda la pinta de repetir en el europeo; y todo ello cantando acerca de un Dios que creó un día para la diversión y el vino y que trata de explicar cuestiones trascendentales, narrando cuentos sobre chicos que se despiertan con el pelo de color azul y se preguntan qué pensaran sus amigos cuando les descubran así. Diferentes de nuevo.

Rock femenino

"¿Existe el rock femenino?", se preguntaba alguien hace poco. Tal vez la pregunta hubiera debido trastocarse hacia: "¿Pero hay en España alguna chica que cante, de verdad, rock and roll?". Así, al menos, podemos responder que conocemos a una. Se llama Lucrecia, Luki, y ejerce de front girl en una novísima banda de hard rock, Algo Salvaje. Luki se aleja con ellos de los tradicionales estereotipos femeninos musicales, tan celebrados en nuestro país: muñecas peponas, raciales bellezas o frágiles doncellas de perfil delicado. Lo de Luki es energía de alto, voltaje, rock cañero y mensajes del calibre de "No te fíes ni de tu padre. / Si tú eres mi mejor amigo, / ¿quién será mi peor enemigo?". Si, con estas señas de identidad, se la coloca junto a sus coetáneas, seguramente dará el cante. Por diferente.Pero diferencias, diferencias, las que cuatro locos de Cornellá ponían de manifiesto a mediados de los febriles años setenta. Eran, son, La Banda Trapera del Río, lo más alejado al rock layetano, Los Manolos, la Barcelona Olímpica o los mismísimos De la Rosa o Pujol. Carne de cañón, curriquis de barrio, ángeles de cuero en un infierno suburbial, Morfi Grey y Tío Modes han visitado el extrarradio de la capital -no podía ser de otro modo-, casi veinte años después de su primer exabrupto sonoro. Así, por fin hemos podido disfrutar en vivo de la descarga de estos nacidos del polvo de un borracho y el coño de una puta. Que hasta en eso, en el nacer, se puede diferir.

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