_
_
_
_
_
Reportaje:CENTENARIO DEL AUTOR DE 'TIERRA BALDÍA'

T. S. Eliot, padre de la poesía moderna

Peter Ackroyd, escritor y crítico literario, es uno de los mayores especialistas en el estudio de la vida y obra de T. S. Eliot. La biografía que publicó hace cuatro años sobre el autor de The waste land (Tierra baldía), titulada escuetamente con el nombre del poeta, está considerada como uno de los mejores documentos sobre su vida. El siguiente fragmento corresponde a esta biografía, en un momento en el que la carrera de Eliot como poeta se inicia, a la vez que empieza una larga y dificil etapa de su vida tras su primer matrimonio, que duró hasta 1947, en que ella murió.

Más información
La imperfección de 'The waste land',
Poesía y desorden
Asesinar y crear

Si 1915 es el año que señala el principio de su carrera como poeta, es también el año en que su existencia privada se vio alterada radicalmente: conoció a una joven y se casó. Se llamaba Vivien Haigh-Wood (originariamente era Vivienne, pero ella lo abreviaba, aunque Eliot, cuando se exasperaba, volvía a la pronunciación original). Las circunstancias reales de su primer encuentro no están claras, pero fue por mediación de Scofield Thayer, un norteamericano que Eliot había tratado tanto en Milton como en Harvard y que ahora estaba en Oxford. Su hermana, Lucy, había trabado amistad con Vivien después de conocerla en Suiza seis años antes. Ella y Vivien iban a Oxford de cuando en cuando, y al parecer, Vivien y Thayer tenían algún tipo de relación amorosa entre ellos -lo cual, en cualquier caso, es una conjetura de Pound. La teoría romántica es que Ellot y Vivien se conocieron en el río durante las vacaciones de la Trinidad, y aunque en aquellas pocas semanas se sabe que hicieron remo junto SÍ, lo más probable es que se conocieran en el apartamento de Thayer en el Magdalen.¿Qué clase de mujer era Vivien cuando él la conoció? Era más vivaracha que guapa, según Osbert Sitwell, cuando la conoció tres años más tarde. Era tímida, despierta hasta rozar la hipersensibilidad. Le gustaba ir al teatro y bailar al compás de la música del fonógrafo; vestía siempre bien, aunque a veces de una manera un poco chocante. Y, a juzgar por sus posteriores historias, tenía una instintiva agudeza de ingenio cercana a la crueldad; su voz era más bien aguda -alguien ha dicho que como la de un loro-. "Por favor, no se ría", decía si alguien la entendía mal. "¡No tiene nada de divertido!". Abigail Eliot la describió como una "persona deliciosa, encantadora, interesante, sensible a la belleza", y Osbert Sitwell dice que para Eliot debió de ser la encarnación de la despreocupación y audacia de la juventud, aunque en realidad ella era seis meses mayor que él. El diario de Vivien del año antes de conocer a Eliot nos la muestra como más bien nerviosa, sujeta a murrias y depresiones, pero con repentinos cambios de humor que le producían una exaltación exuberante e inexplicable.EnfermedadVivían era ( ... ) rica y respetable.

Eliot, sin duda, lo valoró pronto; lo que no sabía, y no descubriría hasta después del matrimonio, es que ella tenía una historia de enfermedad desde sus primeros años: de niña había sufrido tuberculosis en la mano izquierda. Sin embargo, en su origen sus problemas eran principalmente nerviosos, y entre los síntomas se contaban los dolores de cabeza, calambres y, desde los 12 años, un ciclo menstrual irregular y demasiado frecuente: como resultado de la antigua dolencia, tenía la obsesiva costumbre de lavar la ropa blanca de su cama, incluso aunque estuviera viviendo en un hotel. Aunque hoy su dolencia probablemente sería diagnosticada como un desequilibrio o deficiencia hormonal, le daban tranquilizantes con morfina para controlar sus estados de ánimo, y su madre siempre tuvo miedo de que hubiera heredado lo que entonces se llamaba locura moral.

En cualquier caso, Vivien era totalmente distinta de las muchachas que él había conocido en Harvard o en Oxford. En los meses antes de conocerla, Eliot había lamentado su virginidad y su timidez, y también de la carencia de la compañía femenina que necesitaba. Le preocupaba el futuro y no sabía qué clase de vida quería después de Oxford. Ahora ese joven virginal, perplejo, intelectualmente superrefinado, pero emocionalmente inmaduro, había conocido a una joven audaz y vivaz. Ella fue para él una revelación de vida sexual y emocional, una persona con quien podía disipar sus dudas y ansiedades. Aldous Huxley creía que había entre ellos "un nexo casi enteramente sexual": "se nota en la forma en que él la mira..., ella es la provocación encarnada". Pero yo creo que él fue hacia ella con una especie de confianza infantil, con un repentino estallido de emociones capaces de dejar a un lado todos los refinamientos y vacilaciones que le habían paralizado hasta entonces. ¿Y qué era lo que ella a su vez veía en Eliot, aparte de que fuera un joven muy inteligente, que halagaba su amor propio enamorándose de ella? Era atractivo y tenía en común con ella la agudeza de ingenio, era un extranjero que podía apartarla del mundo de la respetabilidad eduardiana, y un poeta al cual sus amigos, como Scofield Thayer, predecían un gran futuro. Posteriormente se quejó a Bertrand Russell de que él había 11 estafado a su imaginación"; es más posible que en esos primeros meses la impulsividad y alegría de ella se las contagiara a Eliot, que así parecía mucho más vivaz de lo que en realidad era. Y he aquí los ingredientes de su desdichada vida en común: desde el principio cada uno de ellos se equivocó con respecto al carácter del otro.

Tras la boda se fueron en viaje de luna de miel a Eastbourne, donde estuvieron sólo seis días en vez de las dos semanas que habían planeado. El hermano de Vivien, Maurice, fue enviado por los Haigh-Wood a recoger a los Eliot en la estación de ferrocarril: recordó cuán felices parecían, aunque había un aire de jovialidad forzada en la conducta de su nuevo cuñado que entonces no entendió. Los llevó en automóvil a la casa familiar de Compayne Gardens, en Hampstead. Los Haigh-Wood acababan de regresar de Licolnshire, donde habían recibido noticias del matrimonio por un telegrama de Vivien, y Maurice esperaba una desagradable riña familiar. Pero ésta no se produjo. Los perfectos modales de Eliot y su natural buena crianza debieron tranquilizar, y sin duda en su sosegado estilo explicó su situación: que no tenía expectativas inmediatas, pero que amaba a su hija y que asumiría sus responsabilidades seriamente. Quizá haya sido entonces también cuando Rose le describió la historia nerviosa y fisica de Vivien.

Desilusión

Pero Eliot temía la desaprobación de sus padres, y sin duda ya conocía la historia de la enfermedad de Vivien: el primer impulso audaz del matrimonio se había disipado. En parte, la prueba de ello nos ha llegado a través de Bertrand Russell. Éste se encontró con su ex estudiante absolutamente por casualidad en New Oxford Street, poco después de la llegada de Eliot al Reino Unido, y comenzó a tomar un activo y casi paternal interés por los asuntos del joven. Eliot le presentó a su nueva esposa en julio, unas dos semanas después de la boda; antes le había hablado de ella un tanto misteriosamente. "Está avergonzado de su matriinonio", le contó Russell a Ottoline Morrell, "y agradece mucho si uno se muestra amable con ella". Russell dijo también que Vivien le había,contado en esa ocasión que se había casado con Eliot para estimularle, pero que se había dado cuenta de que no podía.

Traducción: Javier Alfaya.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_